martes, 25 de febrero de 2014

René Gonzalez espera salida de cárcel de su compañero Fernando González Llort.



René Gonzalez espera salida de cárcel de su compañero www.antiterroristas.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=757%3Arene-gonzalez-espera-salida-de-carcel-de-su-companero&catid=36%3Anoticias&Itemid=149 http://cubacinco.blogspot.com/2014/02/fernando-gonzalez-responde-preguntas-de.html LA HABANA (AP) — Faltan unos pocos días y el ex agente cubano René González está ansioso. Si todo sale como se espera, su colega Fernando González Llort saldrá en libertad y, como él mismo lo hizo hace nueve meses, regresará desde Estados Unidos, donde ambos formaron parte de una red de inteligencia y se convirtieron a lo largo de una década en los protagonistas de una de las últimas batallas de la Guerra Fría. René González cree que la excarcelación de los otros tres agentes --de cinco encausados y del cual él fue el primero en ser liberado-- es cuestión de tiempo gracias a la presión de opinión pública y a una nueva era de buena vecindad entre Washington y La Habana. "La realidad en Estados Unidos es que está cambiando rápidamente la percepción en cuanto a Cuba", declaró René González a la Associated Press en La Habana. González, quien fue liberado en el 2011 luego de cumplir 13 años de condena, dice que el mensaje que la gente a ambos lados del Estrecho de la Florida le envía al presidente Barack Obama es claro: "que cambie su relación con Cuba". "Todo el mundo sabe que en ese cambio de relaciones está (la solución de) los casos de Gross y el de 'los cinco''', señaló el agente, en alusión a Alan Gross, un contratista estadounidense detenido en Cuba y el otro de los ejes actuales de la disputa. Fernando González cumplirá su sanción el 27 de febrero y se espera que sea deportado de inmediato a Cuba. Los cinco cubanos fueron arrestados en 1998 en La Florida como parte de una serie de operativos contra una red de espionaje. En 2001 René González fue condenado a 15 de prisión y los demás a penas de hasta dos cadenas perpetuas, aunque posteriormente la Corte de Apelaciones de Atlanta dispuso que las sanciones eran exageradas pues los agentes no obtuvieron información secreta estadounidense, lo que condecía con la versión cubana de que la misión de ellos era espiar a los grupos anticastristas radicales de La Florida. En octubre de 2011 González fue excarcelado, pero se le impusieron tres años de libertad supervisada en virtud de su nacionalidad norteamericana, una decisión revocada el año pasado a costa del retiro de esa ciudadanía, lo que le permitió finalmente volver Cuba. Ahora, René González espera de encontrarse con Fernando para seguir luchando por la liberación de los otros agentes. "No sé cómo se sentirá cuando venga, a lo mejor necesita un descanso, pero espero verlo junto a mí en esta batalla. Creo que va a ser un buen refuerzo", dijo esta semana. El caso de los cinco agentes cubanos y el de Gross le ponen el rostro humano a un conflicto binacional que lleva más cinco décadas de acusaciones mutuas y una política de presión por parte de Estados Unidos para que la isla cambie su sistema político. Cuba ofreció reiteradamente a Washington negociar o un canje de sus agentes por Gross, condenado aquí en 2011 a 15 años por ingresar equipos de telecomunicaciones ilegales bajo contrato del Departamento de Estado de Estados Unidos. Y González incluso estaría dispuesto a reunirse con Judy Gross, esposa del norteamericano. "Si me visita yo la recibiría muy amablemente". Desde su llegada a la isla, González se puso al frente de una campaña que busca darle mayor visibilidad al caso y lograr que Fernando, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, los otros agentes presos, regresen a Cuba. El rostro de los cinco agentes decora casi cada pared pública en la isla, desde las oficinas estatales hasta los hospitales y cientos de grupos en el mundo se manifiestan por su causa a la que califican de heroica. "Me fui como un ciudadano anónimo y ahora todo el mundo me reconoce en la calle", explicó el espía. Piloto de formación, González fingió el secuestro de una avioneta en 1990, con la cual llegó a La Florida para refugiarse e infiltrarse en los grupos anticastristas violentos. Su misión era prevenir atentados como los que se vivieron en 1997, cuando bombazos en hoteles de La Habana --financiados por exiliados de la Florida, según mercenarios salvadoreños que confesaron haber participado en esas acciones-- dejaron un turista muerto. Más de dos décadas después González regresó a Cuba a vivir con su esposa Olga Salanueva y su hija adolescente Ivette a un céntrico pero pequeño apartamento. Su otra hija, Irma, se casó y le dio un nieto. Este mes el ex piloto se estrenó como participante de las redes sociales y abrió una cuenta en Twiiter. "Soy un neófito en eso", comentó. Vestido de remera a rayas blancas y pantalón negro, de hablar pausado pero seguro, el ex agente reconoció que aunque hasta ahora su reinserción en la vida cubana fue relativamente fácil, el país del estatismo y la ortodoxia comunista del que salió no tiene nada que ver con la realidad actual. "Es un país diferente, pero también es un mundo diferente", advirtió. "Hemos tenido que hacer concesiones al mercado que a mí no me gustan, sobre todo en condiciones en que se crean ciertas desigualdades entre las personas que hacen que los más desfavorecidos vivan en una precariedad que antes no conocimos". González nació en 1956 en Chicago, donde sus padres habían emigrado. La familia, simpatizante de Fidel Castro, volvió la isla en los 60. En los tiempos en los cuales se formó en Cuba los subsidios soviéticos permitían redistribuir las riquezas de la isla de manera igualitaria, abaratar los servicios y la alimentación y extender la salud y educación. Cuando se fue en 1990, Cuba comenzaba a sentir el efecto de la caída de sus aliados de Europa del Este, su PBI bajó, la luz se cortaba por horas, no había alimentos y el transporte más eficiente era la bicicleta. Pero poco antes de su regreso en 2010, el presidente Raúl Castro comenzó una renovación del sistema con una apertura moderada a la iniciativa privada, la legalización del mercado de bienes raíces, la creación de cooperativas y la entrega de tierras a particulares. Las reformas le cambiaron por el paisaje de la isla. "Me parece que es un proceso interesante", dijo González. "Me siento bien de que hayamos hecho un diagnóstico de la realidad cubana y estemos tratando de adaptarla a las nuevas circunstancias sin perder la brújula". La brújula para González sigue siendo "el socialismo". "Creo que la economía necesitaba de eso, de distintas formas productivas, un poco más de autonomía". Tampoco pareció muy impresionado por las libertades civiles o el pluripartidismo que vivió en Estados Unidos. "Me quedo con Cuba porque lo que vi allá fue un sólo partido con dos nombres distintos o sea el partido allá es el dinero", comentó. "Creo que el Partido Comunista de Cuba es más representativo de la sociedad cubana de lo que fuera cualquier partido en los Estados Unidos". Sin embargo, González guarda entrañables recuerdos de los muchos años vividos en La Florida. "Me gusta la gente, la gente en Miami, a excepción del segmento ese que tiene envenenada la política de la ciudad. La gente común donde quiera es agradable. Me gustaba de Miami la diversidad cultural latinoamericana y extraño eso también". ----- Andrea Rodríguez esta en Twitter como: www.twitter.com/ARodriguezAP Fernando González Llort. Graduado con honores de Relaciones Internacionales. Uno de Los Cinco jóvenes revolucionarios que se infiltró en grupos terroristas que desde la base principal de la mafia anticubana, Miami, organizan impunes sus ataques criminales contra el territorio cubano. Estas actividades son conocidas por el gobierno de los Estados Unidos, pues han sido reflejadas en documentos oficiales, por los medios de prensa, y públicamente reconocidas por sus protagonistas. Fue arrestado por el FBI bajo la acusación de espionaje. La labor de Fernando era informar a las autoridades de la Isla acerca de las maquinaciones terroristas; y de esta forma proteger la vida y los bienes de sus compatriotas. Nunca tuvo la intención de actuar contra la seguridad nacional norteamericana. Sin embargo fue víctima de un proceso amañado y politizado, totalmente injusto, en el que al no poder probársele los cargos que se les imputaba, se violó la propia legislación estadounidense. Toda una obra de teatro montada por los terroristas anticubanos, que celebraron su pírrica victoria, al lograr la condena de los cinco. Su lucha por la dignidad y la defensa de sus ideas ha generado un movimiento a nivel internacional a favor de su liberación. 1 Síntesis biográfica 1.1 Juicio 1.2 Prisión 2 Referencias 3 Fuentes Síntesis biográfica Nace en La Habana, el 18 de agosto de 1963, de procedencia social obrero, hijo de Magaly Llort Ruiz y Fernando Rafael González Quiñones. En 1968 inicia sus estudios primarios cursando del primero al cuarto grado en la escuela Mártires Latinoamericanos, posteriormente el quinto y sexto grados en la escuela Vo Thi Tan, ambas en La Habana. Desde muy temprana edad se caracterizó por su seriedad y dedicación a los estudios, obteniendo buenos resultados docentes. En 1973 inicia sus estudios secundarios en la ESBEC José Martí], en Batabanó, trasladándose posteriormente a la ESBEC José Martí, en San Antonio de los Baños. En esta etapa se incorpora a la FEEM, ocupando cargos a nivel de aula. Entre 1978 y 1981, cursa estudios en el preuniversitario José Carlos Mariátegui, en la Isla de la Juventud, graduándose entre los tres primeros expedientes del curso. En 1981 ingresa en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, como resultado de su ascendente trayectoria estudiantil y política. De 1981 a 1987, cursa estudios universitarios en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García, ocupando diversos cargos en la FEU y en la UJC, donde se proyecta como dirigente estudiantil ejemplar, con una elevada conducta y graduándose con Diploma de Oro. Durante sus estudios universitarios se destaca, además, en la promoción de eventos culturales, participando activamente en los festivales de teatro del centro de estudios. Entre 1987 y 1989, cumple misión internacionalista en la República Popular de Angola, en una brigada de tanques, recibiendo, al finalizar su misión, las medallas Combatiente Internacionalista de segunda clase, y Por la victoria Cuba - República Popular de Angola, asumiendo con estoicismo los rigores de la contienda militar. Como resultado de su trayectoria, en 1988 se le otorga la militancia en el Partido Comunista de Cuba. A raíz del incremento de las actividades terroristas y provocadoras que tienen lugar en la década de 1990, Fernando sale a mediados de ese período a cumplir misiones de control y obtención de información, sobre el accionar de varios cabecillas y miembros de las distintas organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en la Florida, entre los que figuraban el conocido terrorista, Orlando Bosch. Juicio La primera acusación que presentó la fiscalía fue de sólo 9 páginas, donde apenas había referencias a hechos, y predominan los adjetivos y los calificativos. Fue una maniobra para ganar tiempo hasta que se presentó una segunda acusación, en mayo de 1999, ocho meses después de la detención. Fue entonces cuando se presentó el cargo de conspiración para asesinar, basado en la supuesta relación de uno de los acusados, Gerardo Hernández Nordelo, con el derribo de las avionetas que violaron el espacio aéreo cubano en febrero de 1996. Esta acusación fue el tema principal de la mafia terrorista y de las campañas escandalosas e incesantes de la prensa de Miami. Esa segunda acusación contó con 40 páginas, con cargos para abrir el proceso y estuvo un poco más documentada, en la intención de tipificar las supuestas acciones que se habían cometido. En realidad fue un montaje urdido durante 8 meses, para complacer a los enemigos de Cuba. Con ello quedó demostrado de modo inobjetable que se estaba en presencia de un juicio político, claramente amañado y manipulado. Fueron tres los cargos presentados en su contra: Conspiración, que consiste en un acuerdo para cometer delito contra los Estados Unidos o engañar a ese país. Falsificación de documentos o hacer declaraciones falsas ante autoridades gubernamentales para obtener documentos. Agente extranjero, consistente en actuar como agente de un gobierno extranjero sin ser diplomático ni comunicarlo al Fiscal General de Estados Unidos. De la forma en que está tipificado el delito en el Código Penal norteamericano el delito no está en ser agente extranjero, sino en ser un agente extranjero sin estar identificado. Fernando González fue sentenciado el 18 de diciembre del 2001, en Miami, a 19 años de cárcel, bajo cargos de poner en peligro la seguridad de Estados Unidos. En el alegato leído en la corte, poco antes de recibir la sentencia, Fernando González denunció la complicidad existente entre el gobierno de Estados Unidos y los extremistas anticubanos que actúan contra la Isla. Durante la vista de sentencia general celebrada en Miami, Fernando se enorgulleció igualmente de haber sido uno de quienes han prevenido a su país de actos terroristas y reiteró que ni él ni sus compañeros nunca conspiraron contra la seguridad nacional de Estados Unidos, ni espiaron instalación estatal ni militar alguna de aquella nación. Un tribunal federal de La Florida condenó el 14 de diciembre del 2001 a 15 años de privación de libertad a René González Sehwerert, uno de los cinco cubanos detenidos en Estados Unidos, acusados de poner en peligro la seguridad nacional de este país. Esa semana la misma jueza, Joan Lenard, impuso condenas a cadenas perpetuas a Gerardo Hernández y Ramón Labañino Salazar, inculpados de intentar penetrar instalaciones militares estadounidenses y de infiltrarse en grupos anticubanos radicados en la ciudad de Miami. Antonio Guerrero Rodríguez recibió también condena de cadena perpetua y otras dos adicionales de cinco años de reclusión cada una. Prisión Fernando González cumplió parte de su condena de 19 años de cárcel en una prisión de Minnesota, alejado con toda intención del resto de sus compañeros, posteriormente sería trasladado a la prisión federal de Terre Haute, en el estado de Indiana y luego de ser resentenciado sería destinado a una penitenciaría en el estado de Arizona[1]. El 13 de octubre de 2009 comenzó el proceso de resentencia de Fernando González que concluyó el 8 de diciembre de 2009 en la Corte de Distrito de Miami que había sido dispuesto por el Onceno Circuito de la Corte de Apelaciones de Atlanta. La sentencia original de Fernando González (19 años) fue modificada a 17 años más 9 meses en prisión. -------------------------------------------------------------------------------------------------- -------------------------------------------------------------------------------------------------- Fernando González responde preguntas de Blogueros Cubanos El próximo 27 de febrero Fernando González Llort uno de los Cinco Héroes cubanos prisioneros injustamente en cárceles de los Estados Unidos saldrá de su encierro luego de haber cumplido íntegramente su sanción. Como iniciativa, los Blogueros Cubanos le hicimos varias preguntas que conformaron una especie de entrevista que queremos compartir con Uds. Cuba Cinco reproduce el texto para sus lectores. ¿Podrías mencionar las cinco palabras que más han venido a tu mente en los años de prisión injusta? Si deseas comenta alguna o todas. Cuba, Familia, Gratitud, Lucha, Libertad. Este 14 de febrero será el último tuyo tras las rejas sin tu Rosa. ¿Cómo piensas organizar el próximo, cuando al fin podrás pasarlo entre los brazos de tu amada? Muchas gracias por tu pregunta que está dirigida al ámbito humano y de los sentimientos, lo cual contribuye a que los lectores nos conozcan mejor como seres humanos. Cuesta trabajo en estos momentos en que se acerca vertiginosamente la fecha de mi salida de prisión y regreso a Cuba después de tantos años de encierro, pensar en cómo quisiera organizar algo de tanta significación, pero para lo cual falta un año. Son muchas las cosas que en estos días finales en la prisión pasan por mi mente sobre la experiencias que me esperan en los próximos días, todas seguramente muy intensas. Hay muchas incógnitas y muchos deseos por llevar a la realidad. Esto hace difícil pensar en algo que ahora se observa distante, como es el 14 de febrero del 2015. Sé que me vas a comprender aunque mi respuesta no es la que deseabas o esperabas. Pero te puedo asegurar que, teniendo un año para pensar en cómo celebrar ese día, haré todo lo que este a mi alcance para que sea uno bien especial. Eso es lo que me propongo desde ahora. Si pudieras hablar con el presidente Barack Obama qué le dirías sobre tu caso y el de tus compañeros. Un saludo a Iroel Sánchez. Soy un lector asiduo de sus trabajos y de otros que se publican en La Pupila Insomne, y me parece un blog de mucha calidad por el contenido de los trabajos que publica y una contribución muy importante en la batalla en el campo de las ideas y la información. Si pudiera hablar con el presidente le pediría que como ex profesor de Derecho Constitucional mirara sin prejuicios la evidencia sobre nuestro caso y las opiniones que importantes y prestigiosos juristas norteamericanos y de otros países han emitido sobre el mismo. Que lea sin prejuicio, por ejemplo, los Amicus Briefs que se presentaron a la Corte Suprema por más de diez ganadores como el del Premio Nobel. Le pediría que como ex activista comunitario tratara de ver de una manera desprejuiciada la realidad cubana. Estoy seguro que vería allí solucionadas muchas de las dificultades por las que trabajó para solucionar en las calles de Chicago durante su juventud. Vería los esfuerzos de nuestro pueblo por tener una sociedad cada vez más justa, y que eso era lo que defendíamos Los Cinco. Le pediría que como político revisara la historia; esa que nos ha propuesto repetidas veces olvidar, y que vea como Cuba ha tenido que enfrentar más de 50 años de agresiones, muchas de ellas violentas, y como desde Miami se organizan estas sin ser debidamente combatidas por los organismos que deberían hacerlo. De ahí la necesidad del trabajo que Los Cinco hacíamos. Después de ver esos tres ángulos del asunto, que llegue a sus propias conclusiones. Si logra hacerlo sin prejuicios, estoy seguro de que al siguiente día estaríamos los cuatro en La Habana junto a René. Fernando, tuviste el honor de participar, como internacionalista, en la lucha por la independencia de Angola, que ayudó a descolonizar África y puso fin al régimen del apartheid, ¿qué experiencias puedes compartir con los blogueros cubanos respecto a esa etapa? Sobre mi participación en Angola puedo decirte que fue una de las experiencias determinantes en mi formación. Yo era muy joven entonces, recién graduado de mi carrera universitaria con 24 años cuando tuve esa experiencia. Y coincidió que fue una etapa decisiva de la participación cubana en Angola. Yo estuve allí entre 1987 y 1989 , cuando se desarrollaba la Batalla de Cuito Cuanavale, en donde no estuve físicamente. Pero si fui testigo del avance hacia el sur, en dirección a la frontera con Namibia, de las tropas cubanas y angolanas que se encontraban estacionadas en el suroeste. Tuve el privilegio de ser designado a trabajar en el Estado Mayor de la Agrupación de Tropas del Sur, en Cahama, y ser testigo del espíritu de los cubanos y de los angolanos que habían sido parte de ese avance de las tropas en dirección sur, una operación que decidió la contienda y, junto a la resistencia en Cuito Cuanavale, abrió el camino al fin del conflicto, a la independencia de Namibia y, como reconoció Mandela, al fin del Apartheid en Suráfrica. Más adelante regrese a Lubango, el punto desde donde habían salido las tropas en su movimiento al sur, donde fui parte del Grupo Operativo que allí estaba destacado, y trabajé más directamente con los compañeros de las FAPLA que tenían en esa ciudad del sur de Angola su Estado Mayor para las tropas en esa región. Fue una experiencia muy enriquecedora trabajar con ellos día a día y ser parte del espíritu de camaradería que nos imbuía a todos, del espíritu de lucha que los caracterizaba. Fui parte del regreso honroso de nuestras tropas victoriosas y recibir el reconocimiento de nuestro pueblo al llegar al vecindario es una de las cosas más emocionantes que he vivido. Fue muy instructivo ver a un pueblo que había sido víctima del colonialismo luchar por preservar su independencia y contribuir nosotros en ese esfuerzo, a la vez que ellos hacían el mayor esfuerzo por salir adelante. A la vez, pude constatar los efectos de siglos de colonialismo, el atraso y el subdesarrollo al que habían condenado a Angola hasta ese momento y los efectos de más de diez años de guerra impuesta desde el exterior. Aprendí más de esa experiencia que de todos los libros que pudiera haber leído hasta entonces sobre el capitalismo y los efectos del dominio colonial sobre nuestros pueblos. Fue bonito y aleccionador ver a los angolanos resistir y esforzarse por salir adelante a la vez que brindaban su territorio a la SWAPO de Namibia que luchaba por la independencia de su país. Respuesta sobre el tema a una entrevista anterior: Angola fue otro hito importante en mi vida.De los cubanos y angolanos que me rodeaban aprendí mucho. Constatar el espíritu de camaradería y solidaridad en condiciones difíciles, la sencillez de unos y otros, el esfuerzo colectivo y en equipo a pesar de las diferencias culturales. La riqueza que aportaban precisamente esas diferencias, aprender los unos de los otros. Yo tenía entonces 24 o 25 años, pero la mayor parte de los soldados cubanos y muchos de los angolanos eran aún más jóvenes que yo. En esos dos años vi a muchos cubanos llegar a Angola con las características físicas y psicológicas de quienes aun están saliendo de la adolescencia y transformarse en hombres jóvenes, forjados por la disciplina, la responsabilidad y la conciencia revolucionaria. Yo no era ajeno a ese proceso de maduración que también se producía en mi persona. Yo era un joven graduado de la universidad, joven de la ciudad, que creía saber mucho. Pero allí aprendí, de angolanos y cubanos, que además de instrucción que uno pueda tener hay otras cosas que tienen que ver con la formación del carácter, con la sensibilidad humana, con el espíritu solidario, que son tan o más importantes. Ver con mis propios ojos el resultado del colonialismo. Las consecuencias para los pueblos, en este el angolano, me enseño más que todos los libros que pudiera haber estudiado. Ver el espíritu de lucha de ese pueblo y la voluntad de superar ese pasado, rechazando la agresión externa y enfrentando a las fuerzas de la contrarrevolución interna apoyadas desde el exterior, fue también una lección. Aun cuando la prisión ha resultado una dura prueba, ¿cómo nos explicas el respeto y el reconocimiento que Los Cinco han generado en las cárceles norteamericanas? ¿Cuáles han sido las principales muestras de solidaridad de los presos en EE.UU? El respeto y el reconocimiento que Los Cinco hemos generado en las cárceles norteamericanas lo atribuyo a una conjunción de factores. En primero lugar, las otras personas observan a un preso que es un individuo serio, que no entra en dinámicas tan típicas de la prisión que son el caldo de cultivo para los conflictos entre presos. Observan también la serenidad que uno mantiene y la madurez para aconsejar o dar un criterio a alguien que lo solicita y la discreción y la reserva cuando entra en conocimiento de alguna situación, personal de otro preso que la comparte con uno o de otro tipo. Eso va creando un criterio de respeto entre los presos hacia uno, aun sin que conozcan la naturaleza del caso nuestro. Por otra parte, las personas que hemos retado a las autoridades en un juicio siempre son, en general, vistas con cierto respeto. Se les reconoce la actitud cuando no son muchos los que lo hacen. Ya cuando hay cierto conocimiento, aunque no sea en detalles, del caso que nos mantiene en prisión, entonces entran a jugar otros factores que contribuyen a ese respeto al que te refieres. Ya la gente sabe, no solo que fuiste a juicio, que como te decía, por si solo genera cierto respeto, sino que eres un preso que enfrentó todo el odio que el gobierno de este país suele vertir contra quienes considera sus enemigos políticos. Aquí entra a jugar también, y está en la base de todo, que muchas personas, aun sin conocer detalles de la historia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y sin tener casi ninguna conciencia política, por instinto, saben que Cuba se enfrenta y ha resistido, al poder del gobierno estadounidense. Ven en nosotros, pues, un reflejo de esa resistencia, somos parte de ella, nos asocian a ella, y eso genera respeto. Todos esos factores se van juntando. Y entonces adicionas el apoyo que ven que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos alrededor del mundo. Y, aunque no conozcan los detalles, notan el correo que recibimos y que enviamos. Saben que eso significa apoyo. Como te decía, son factores que se van juntando. Unidos, conforman una circunstancia que hace a los otros presos percibirnos como personas serias y dignas, y mostrar hacia nosotros ese respeto al que te refieres. ¿Cuánto ha influido en su resistencia los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y amigos alrededor del mundo? Los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y de los amigos alrededor del mundo han tenido una influencia significativa en nuestra resistencia. No se trata de que sin ellos no se hubiera resistido. Pero sin dudas, hacen la resistencia más llevadera, más fácil. El saber que uno tiene la comprensión y el apoyo de todo un pueblo que lucha y de cientos de miles de amigos alrededor del mundo le da a uno más confianza en la victoria y aprende uno también de quienes luchan por nosotros en condiciones tan desventajosas como pueden ser las que enfrentan nuestros amigos en otros países en los que sacar adelante los temas de nuestro caso requiere mucho esfuerzo, iniciativa y perseverancia. Por otra parte, el recibir tantos mensajes de solidaridad y apoyo también tiene una repercusión práctica, concreta. Ya me referí en la respuesta anterior a un ángulo de esa repercusión, pero también las autoridades de la prisión, y muchos otros presos, llegan a conocer quiénes somos y el apoyo que recibimos. Eso influye hasta cierto punto en el cuidado que aplican ante ciertas circunstancias en el tratamiento que nos dan, sin que eso implique que recibamos ningún tratamiento diferenciado. Solo que hay cuidado en cuanto a cómo nos tratan. Fernando, todos sabemos que los héroes cubanos son de carne y hueso, nos gustaría conocer ¿qué prefieres bailar, comer, leer o hacer en tus ratos de ocio? Mira, prefiero bailar la música cubana, y en general, lo que se conoce como “Salsa”. No soy un gran bailador, pero me divierto. La comida preferida es la criolla. Un buen congrí con carne de cerdo y un buen plato de yuca con mojo. En cuanto a la lectura, me gusta la historia, los temas de economía internacional, los temas de ciencia, la información política y la científica, así como la buena ficción. En los ratos de ocio me gusta disfrutar del deporte. Tanto practicarlo como verlo por la televisión. Cada generación tiene un papel que jugar en la Historia de su país. En la época que te correspondió, supiste ser consecuente con esto. ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cuáles son, a tu entender, los retos actuales de la juventud cubana? Puedo decirte que me siento satisfecho de cumplir con lo que considero mi deber y hacerlo con dignidad y con honor. Estoy consciente de la razón histórica por la que estoy preso, se trata de castigar a Cuba y de ahí las serias injusticias cometidas en nuestro caso. Esa conciencia me proporciona serenidad y tranquilidad. Sé que estoy preso por una causa honorable y eso me permite ser un preso optimista y hasta feliz, en el sentido de la satisfacción del deber cumplido. No me siento en capacidad de definir los retos concretos de la juventud cubana actual. Son muchos años fuera de Cuba y, aunque me mantengo informado sobre la realidad nacional, no tengo el contacto sistemático con esta que creo sería necesario para hacer tal valoración y ofrecer una opinión. En general, me parece que los jóvenes deben prepararse lo mejor posible en el ámbito de los conocimientos pero también, y fundamentalmente, en el ámbito de los valores, para hacer el mayor aporte posible hoy y en el futuro a dar continuidad a la obra de la Revolución, en un mundo cada vez más complejo y lleno de retos y peligros. El conocimiento profundo de la historia de nuestro país y de las tradiciones de lucha de nuestro pueblo esfundamental en ese sentido, en mi opinión. De todo este en prisión, cuál ha sido el (o los) libros que más le han impactado, los que mejor recuerda? Hay dos libros que me han impactado más que ningún otro, aunque hay muchos que han sido muy interesantes. El primero de ellos lo leí por primera vez al comenzar a servir mi sentencia y es el libro de Cintio Vitier “Ese Sol del Mundo Moral”. Un libro que todo cubano debería leer por la interesantísima interpretación de la historia de Cuba que se hace en el mismo y el exquisito estilo literario que caracteriza la obra de Cintio, en mi opinión, el ensayista cubano más profundo de los que he leído. El segundo libro al que hago referencia lo he leído casi al terminar de cumplir mi sentencia porque es de reciente aparición y espero que en el futuro cercano pueda ser traducido al español porque también creo que todo cubano debería leerlo. Se titula “Visions of Freedom. Havana, Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa, 1976-1991″. Es un libro de un académico norteamericano que se llama Piero Gleijeses. Profesor de la Universidad John Hopkins. El había escrito ya un primer libro sobre la participación cubana en Angola y ahora, después de 15 años de investigación y acceso a documentos nunca antes publicados, ha escrito lo que considero una obra maestra. Siendo un libro académico, me emocionó más que cualquier novela porque recoge el esfuerzo cubano en Angola hasta la victoria final. Hay largas y abundantes citas de documentos desclasificados por Cuba, incluidas transcripciones de reuniones en las que se tomaron decisiones trascendentales y decisivas, reuniones de la más alta dirección del país, del Comandante en Jefe, de altos mandos políticos y militares, tanto de conversaciones entre ellos como con sus contrapartes angolanas y soviéticas de entonces. Y lo que transpira en el libro y el autor lo captura muy bien en base a las fuentes documentales no solo cubanas sino también estadounidenses, surafricanas y de otros países, es la política exterior de principios de la Revolución cubana, su altruismo, el de nuestro pueblo, la firmeza en los principios y la delicadeza y el respeto con que se trataron cada una de las contradicciones que se presentaron en los anos de misión internacionalista cubana en Angola, a la vez que se mantenía la independencia de criterios y se defendía con firmeza las opiniones políticas y militares de Cuba sobre cómo actuar. Opiniones que a la postre fueron las que predominaron y solucionaron el conflicto. Cuando uno lee el libro se llena de orgullo de ser cubano y de ser revolucionario, de la dirección de la Revolución, y de haber sido parte de ese esfuerzo internacionalista. Fernando: El heroísmo para muchos solo es cosa de las películas de Hollywood o los libros de historia. ¿Se ve Fernando a sí mismo como un héroe? Yo no me veo como un héroe. Yo simplemente hice y he hecho lo que estoy seguro que millones de cubanos habrían hecho. Yo lo que puedo decir es que, en todo caso, yo fui privilegiado con la oportunidad de hacer lo que millones hubieran deseado tener la oportunidad de hacer, y ante una circunstancia adversa, un momento definitorio, asumí una posición que creo que está acorde con la historia de nuestro pueblo, su espíritu de lucha y de resistencia. Y esos valores inculcados que nos llegan a través de la historia de luchas de nuestro pueblo son los que llevamos en nuestros corazones la inmensa mayoría de los cubanos, no solo nosotros cinco. Por eso digo que lo que nosotros podamos haber hecho lo harían millones de cubanos al igual que lo hicimos nosotros. Por eso la Revolución está ahí y continúa adelante.

 ¿Qué te ha aportado la MUSICA y como la has vivido desde allá dentro? ¿Qué evolución destacas y cuales son para vos los logros de la revolución cubana en la música de hoy? Con respecto a la música estoy desactualizado, especialmente en cuanto a la música que se hace hoy en Cuba. Durante la mayor parte de mi tiempo en prisión no he tenido acceso a música cubana. En el ultimo año y medio he tenido un acceso a ella parcial y limitado a la música producida en nuestro país hace quince o veinte años, nada más reciente que eso. No puedo, por tanto, hacer comentario alguno sobre la evolución de la música en nuestro país. No me puedo referir a lo que en tu pregunta defines como “la música de hoy”. Si te puedo decir, en referencia a la otra parte de tu pregunta, que escuchar la música, sobretodo la nuestra, aunque no sea la actual, a lo cual he tenido acceso como te decía en el ultimo año y medio, es transportarme mentalmente a Cuba, recordar las amistades, mi juventud, recordar la ciudad en la que he vivido toda mi vida, la cultura cubana, etc. Son momentos en que, como decimos en la prisión “nos vamos en un viaje”. ¿Cuál es el principal reto que tiene el movimiento de solidaridad internacional en la causa de los Cinco y en qué acciones debemos enfatizar todo el esfuerzo? Yo trato de ser muy cuidadoso al emitir una opinión sobre el movimiento de solidaridad internacional y mucho más tratándose de identificar cual es el trabajo que creemos que hay que hacer. En primer lugar, ese movimiento es un esfuerzo de ellos y no dirigido por nosotros cinco. Además, son personas que hacen un gran esfuerzo, con pocos recursos y sobreponiéndose a muchas dificultades. A ellos le debemos mucho y siento una gratitud inmensa hacia todos los que forman parte de ese movimiento. Aclarado eso, me parece que el reto principal, y no estoy descubriendo nada nuevo en esto, es conocido por quienes conforman el movimiento de solidaridad, se puede identificar de la siguiente manera: llegar cada vez con más insistencia a los círculos en los que se toman las decisiones políticas, fundamentalmente en Estados Unidos. Si revisamos la historia veremos que en las luchas sociales y en casos de injusticia, las autoridades norteamericanas solo han tomado las decisiones favorables a esas causas cuando ha sido conveniente políticamente para ellas, o cuando el costo de mantener la situación ha sido mayor que el de corregirla. El movimiento de solidaridad internacional, conformado por personas con experiencia en las luchas por otros temas de justicia, en tratar de cambiar ciertas condiciones sociales, conoce muy bien esto. La cuestión es como llegar a que esas sean las condiciones, a que, por ejemplo, el costo político de mantener a nuestros hermanos en prisión supere a lo que la autoridades políticamente consideran el beneficio de no liberarlos. La movilización de conciencias en esa dirección, el trabajo para educar a sectores políticos y hacer que se sienta con más fuerza aun la demanda de liberación de nuestros hermanos, de que se haga palpable para los centros de toma de decisión el costo político de no hacerlo, me parece que es el reto principal del movimiento de solidaridad. Repito, es algo que nuestros amigos conocen. No digo nada nuevo. El reto está en cómo lograrlo cuando no se trata de personas con influencia política o con recursos económicos para lograr esa influencia política de la manera que funcionan las cosas en este país. Y sé muy bien que los amigos están constantemente ideando como mejorar el trabajo y cómo hacerlo más efectivo. Apoyar el evento de Londres a inicios de marzo y la jornada “Cinco días por Los Cinco” en junio, precisamente en la capital estadounidense, serian formas concretas de contribuir a lograr ese objetivo. ¿Qué le diría a los jóvenes, como actores imprescindibles en esta lucha? Los jóvenes, con su iniciativa y su energía, con su entusiasmo y su capacidad de comunicación con otros jóvenes, con su dominio de las nuevas tecnologías de la comunicación, pueden y deben jugar un rol fundamental en esta lucha. Hay trabajo de base, en las comunidades, educando sobre el caso, o contactando oficiales electos (en el caso de Estados Unidos) para el cual se requiere de tiempo, de energías, en las que la juventud puede hacer una contribución fundamental. El uso de Twitter, Facebook, y otros medios digitales de comunicación con iniciativa, es otro campo en el que la juventud puede aportar mucho. Tanto la juventud norteamericana, o de otros países, como la cubana de las formas en que le sea factible y con los recursos a sus disposición. La capacidad creadora de la juventud, con mensajes y códigos correspondientes a las formas de comunicación de las nuevas generaciones puede contribuir mucho a hacer llegar la verdad de nuestro caso a cientos de miles de jóvenes en todo el mundo que no conocen del caso, o también para hacer llegar a oficiales electos ( otra vez me refiero a Estados Unidos) el mensaje con la petición de nuestra liberación o elementos de interés sobre el caso. Yo les diría a los jóvenes que se sumen con entusiasmo y con dedicación a la lucha. Sin ellos, se haría mucho más difícil lograr los objetivos. ¿Qué o que cosas le ayudaron a cumplir su sanción íntegramente sin doblegar sus principios? Si tiene alguna anécdota o “consigna” (hablo de elemento de reafirmación) que le ayudó en este empeño. El elemento principal que me ayuda a cumplir la condena sin doblegar los principios es la conciencia de que defendemos una causa justa. Esa conciencia confiere serenidad y comprensión de la situación personal por dura que sea. Permite poner en contexto nuestra situación y lo que sucede. Sabemos que lo que se castiga, o lo que se pretende castigar en nosotros es a Cuba por la herejía de tratar de construir una sociedad justa y hacerlo muy a pesar de la hostilidad del país más poderoso del planeta que no acaba de aceptar la idea de que Cuba es un país independiente y soberano. Esa comprensión nos permite poner en perspectiva histórica la situación personal por la que pasamos y asumirla con honor y con dignidad. Permite tener una visión más abarcadora, un cuadro más general, sobre qué representa nuestro caso en un proceso histórico más amplio de hostilidad de las autoridades de Estados Unidos hacia la Revolución cubana. Y sin pretender considerarnos símbolos de nada, espero que la lección que saquen las autoridades norteamericanas es que así como no pudieron doblegarnos a nosotros cinco, no podrán nunca destruir la Revolución. Los principios no los hubiéramos doblegado nunca, como se comprobó durante los años iniciales aún en el más absoluto aislamiento, y sé que tampoco nuestros hermanos que permanecen en prisión doblegarán sus principios aún en las más difíciles condiciones. No obstante, la solidaridad y el apoyo que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos y amigas alrededor del mundo, hacen más llevadero el cumplimiento de la condena. A la vez, se convierte en un compromiso para nosotros. Un compromiso de resistencia y de lucha. ¿Qué ha significado para usted su amistad con Oscar López Rivera? En este sentido, mantengo comunicación con Oscar y me ha hablado con afecto de Fernando. Yo tuve el privilegio de compartir algo más de cuatro años de mi encarcelamiento con Oscar. Él es una persona de principios a la cual respeto y admiro. Fue con su ayuda, por ejemplo, con quien di los primeros pasos en el dibujo. El lleva muchos años pintando, y me ayudó mucho cuando decidí introducirme en el dibujo. Es una persona de la cual aprendí muchas cosas. Él tiene la experiencia de las luchas en Estados Unidos en los años 60 y 70. Vivió la experiencia de Viet Nam, y antes de eso, de la emigración boricua a Estados Unidos en los años 50 del siglo pasado donde enfrentaron la pobreza y la discriminación racial. Hay una parte de la historia de Estados Unidos de la cual no se habla en los libros de texto: la de las luchas de grupos revolucionarios de afroamericanos, de Chicanos, de puertorriqueños y hasta de anglosajones. Grupos que enfrentaron la represiónmás feroz del sistema. La década del 70 del siglo pasado fue muy activa para esos grupos. Oscar conoce mucho de las luchas en esa época y a través de él pude conocer de experiencias, pude leer libros escritos por participantes en aquellas luchas. Hay, por ejemplo, presos políticos afroamericanos que llevan más de cuarenta años en prisión como resultado de aquellas luchas y son prácticamente desconocidos por sus propias comunidades. Con él también conversé mucho sobre Puerto Rico y la realidad de esa Isla colonia de Estados Unidos en pleno siglo XXI. El lleva más de treinta años preso y ha sido verdaderamente maltratado, sobretodo en sus primeras dos décadas en prisión, por las autoridades que vertieron sobre él todo el odio que que suelen verter sobre aquellos a quienes considera sus enemigos políticos. Así que de la realidad de la prisión también aprendí de él. Es una persona bien informada, ideológicamente bien definida, con la cual pude sostener conversaciones sobre la realidad política del país, sobre la actualidad, sobre la historia, etc, que de otra manera no hubiera tenido la oportunidad de tener pues lo que predomina en la prisión es la apatía sobre esos temas, la desinformación y la falta de conciencia. Oscar es un gran ser humano e hizo más productivo en cuanto a mi preparación y mi educación, mi paso por la prisión. A él le deseo lo mejor, y que la lucha de su pueblo y de los amigos que le apoyan conduzca a su libertad. Aunque bien sé que él está dispuesto a hacer el sacrificio que sea necesario y lo asume con ecuanimidad, con dignidad y con honor. Pero se merece ser libre y disfrutar de sus hermanas, de su hija y de su nieta, así como de su pueblo. Un abrazo para él.

 16- ¿Qué piensa hacer a su llegada a la isla? Lo principal a mi regreso, en los primeros momentos y días, será disfrutar de mi familia y compartir con Rosa Aurora, de los cuales he estado separado por tantos años. Saludar a los familiares de mis hermanos, compartir con amigos a quienes no veo hace tanto tiempo y tratar de llenarme de la isla, de la vida a la que estamos acostumbrados y que tanto extraño, bañarme en el mar si el clima lo permite, caminar La Habana. Despuéshabrá tiempo para planificar otras cosas, esas son las de los momentos más inmediatos a mi regreso. En términos más generales, en cuanto al futuro, unirme a la lucha por el regreso de mis otros hermanos y tratar de contribuir a esta de la mejor manera posible.

 Participaron: Yasmani Surita Siam Suki Neve Ida Garberi Norelys Morales Aguilera Iroel Sanchez Espinoza Jessica Acevedo Alfonso Gabriel Torres Rodríguez Yeilén Delgado Calvo Rouslyn Navia Disamis Arcia István Ojeda

lunes, 24 de febrero de 2014

ENTREVISTA A RENE GONZALEZ, EL CUBANO QUE SE INFILTRO EN LOS GRUPOS VIOLENTOS DE MIAMI

EL MUNDO › ENTREVISTA A RENE GONZALEZ, EL CUBANO QUE SE INFILTRO EN LOS GRUPOS VIOLENTOS DE MIAMI

“Fue difícil dejar el país y quedar como un traidor”

Empezó a cumplir con la misión que le encargó el gobierno cubano al robar un avión en Cuba. Hasta el comienzo fue clandestino y ni su familia sabía que volaría a Miami para meterse en las organizaciones que buscaban montar acciones agresivas contra su país. Condenado a 15 años, es el único de Los Cinco que fue liberado. Aquí cuenta su historia. 
De mañana en una casa de La Habana, una ciudad inundada por especialistas que participan del congreso Universidad 2014 y por editores y escritores invitados a la Feria del Libro. El tipo con altura de basquetbolista que antes de la entrevista conversa con uno de los especialistas, Pablo Gentili, el secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, luce tranquilo. Es uno de los cinco cubanos que fueron procesados en Estados Unidos luego de infiltrarse en Miami para buscar información sobre los grupos violentos contrarios al gobierno de Fidel Castro. René González es el único de Los Cinco que está libre. Los otros siguen presos.
–Me gustaría una definición de Los Cinco a cargo de uno de ellos.
–Primero que todo, somos cubanos comunes. Somos hijos de un país que, como nosotros, ha tenido a muchos hijos. Crecimos bajo la amenaza del terrorismo, presenciando cómo se imponía sobre Cuba la muerte, desde Miami específicamente. Tuvimos que participar en entierros de compatriotas que habían sido asesinados por bandas terroristas establecidas en Miami con el apoyo del gobierno norteamericano. Y como cubanos se nos pidió que nos infiltráramos en esos grupos. Dijimos que sí y lo hicimos. Como resultado de esas acciones, el gobierno norteamericano nos detuvo en 1998 y nos sometió a un proceso fraudulento. La naturaleza de ese proceso es la que ha provocado que haya trascendido esta historia y que ya muchos nos conozcan alrededor del mundo. Hasta hoy yo soy el único que está en libertad y mis cuatro hermanos siguen en prisión. Pero, bueno, básicamente esos somos Los Cinco.
–¿Cómo fue el inicio de la misión de infiltrarse? ¿El gobierno cubano pidió, ofreció u ordenó que lo hicieran?
–Me piden. Esta no es una misión que se pueda ordenar. Y no sé qué hay que ofrecer. Es puro sacrificio. Al pedírmelo me insistieron en que lo pensara y me advirtieron que era una misión riesgosa. No lo pensé mucho y dije que sí.
–¿Era una misión riesgosa o suicida?
–Si todo salía bien, salías ileso. Nosotros no perdimos la vida, tuvimos que ir a la cárcel. Cuando yo hablo con los jóvenes en Cuba, se los digo: “Esto es una misión que si ustedes no quieren, no digan que sí”. Yo no creo que eso demerite a nadie. Sencillamente, tiene muchos riesgos y requiere de características que uno mismo ni siquiera se las imagina en el momento en que le proponen la misión. Las va descubriendo.
–¿Qué características?
–Soy un tipo bastante abierto y me cuesta trabajo fingir, por lo general. Y yo nunca pensé que pudiera hacerlo, realmente para mí fue lo más difícil. Incluso lo fue desde aquí. Yo a veces digo que fue más difícil aquí que allá. Porque aquí tuve que fingir antes de irme frente a mis hermanos, frente a mis compañeros, frente a la gente que me apreciaba, que me tenía en alta estima. Y, de pronto, me tuve que ir convirtiendo poco a poco en alguien distinto a lo que era. A lo mejor eso me fue ayudando, porque uno va dando pasos, pero los va dando con un poco, primero, de trabajo, un poco de dolor, porque a ti no te gusta defraudar a una persona cuya confianza tú estimas. Fue difícil tener que dejar el país y quedar para ellos como un traidor, como una persona que los había abandonado. Lo hice como lo haría cualquier otro, como cualquier policía que en cualquier país del mundo tiene que infiltrarse en una banda de delincuentes o de criminales sin ser él un criminal. Por eso cuando nos detuvieron sentí el alivio de poder volver a ser yo mismo.
–¿En qué consistió el fingimiento inicial en Cuba?
–De ser un militante te vas convirtiendo en una persona que empieza a decepcionarse, a desilusionarse. Pero no perdí el aprecio de mis compañeros. Las personas por lo general son generosas y se resisten a aceptar que tú cambies mucho. Eso es un instinto natural. Consideraron que yo seguía siendo buena gente. Mientras tanto renuncié a mi carrera. Era piloto. Como pasé a trabajar en deportes aéreos, había un espacio para volar.
–¿La misión incluía robar un avión en Cuba y cruzar a la Florida?
–Sí. Eran tiempos difíciles. En 1989 y 1990, la economía del país empezaba a sentir los efectos del derrumbe del campo socialista. Obviamente se resintió el deporte aéreo y volar se hacía más difícil. Un fin de semana logré ir a trabajar como controlador de vuelo. Por una de esas coincidencias del destino fue un argentino el que me llevó al sitio donde saltaban los paracaidistas. Se llama Santiago, un sobrino del Che que era paracaidista. Bueno, ese día me quedé en la torre. Se me dio cuando pararon los vuelos, porque el viento estaba un poco malo y no acompañaba la actividad del salto. Bajé, me monté en el avión y me lo llevé. Ya estaba en el punto de no retorno. Tenía que seguir. Una vez que sigues tienes que tener éxito, porque si no, caes preso o te matan. En realidad había pensado en que ese fin de semana me llevaría el avión en la madrugada del día siguiente. Pero cuando ellos me dicen que van a parar los vuelos, yo les insisto en que le echen gasolina al avión. Tenía 400 litros y no podían echarle más. Saqué mentalmente la cuenta. Me dije: “Bueno, con eso llego justo allá a los Cayos de la Florida”. Y, efectivamente, llegué bastante justo, pero llegué.
–¿Con qué margen, con esos 400 litros?
–Ninguno (risas). El vuelo duró una hora y veinte. Lo hice como un profesional, aunque el despegue fue un poco catastrófico porque me llevé el avión de la misma rampa de parqueo, sin alinearlo en la pista. El avión no estaba listo para el vuelo. Después de que lo despegué tuve que orientar todos los instrumentos en dos o tres minutos. Recuerdo bien cuando dejé la isla. El corazón se me apretó. Miré hacia atrás. Dejaba todo. Mi esposa, mi hija... Pero, bueno, el piloto se impuso. Me ocupó mucho tiempo el cálculo de la potencia, cómo hacía para irme más rápido de Cuba sin gastar demasiado combustible y después cómo reducir para ahorrar más combustible. Finalmente, subir y buscar un poco de visibilidad para encontrar los Cayos de la Florida. Y, bueno, ya al final del vuelo, la decisión de si lanzarme. En un momento pensé que tendría que tirarme en el agua porque no veía los cayos.
–¿Paracaídas o amerizaje?
–Amerizar cerca de algún barco.
–¿Edad en ese momento?
–Tenía 34 años.
–O sea, menos de tres años el día de la Revolución Cubana, el 1ª de enero de 1959.
–La generación mía fue una generación que absorbió mucho de la revolución. Yo nací en Chicago en 1956. Mi padre se integró en Chicago al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro, cuando Fidel ya estaba en Sierra Maestra. Cuando la invasión a Bahía de Cochinos, en 1961, salen a las calles a protestar y son agredidos en Chicago. Deciden que su suerte está echada con Cuba y, entonces, vienen para acá en uno de los últimos barcos que en aquella época estaban dando viajes entre Nueva York y La Habana. Yo tenía cinco años y sólo algún recuerdo. En una ocasión, mi madre fue a hacer una gestión para el viaje a Cuba y me dejó con alguna amistad o una familia. Y se le ocurrió a la persona ponerme una peluca y recuerdo a mi madre entrando y escandalizándose porque no me reconoció. Recuerdo el viaje que hicimos desde Chicago hasta Nueva York en el automóvil, algunos lugares en que paramos a comer, cómo dormíamos mi mamá y yo en la parte de atrás del auto. Y también recuerdo el viaje en el barco, imágenes así del barco, de la cocina, de la piscina del barco, Guadalupe. En Cuba, mi padre se incorporó a trabajar en la construcción de una fábrica. En ese tiempo, el Che Guevara era ministro de Industria, y se estaban construyendo muchos conglomerados industriales para unificar actividades que más bien estaban dispersas. Y, entonces, el viejo trabajó en la construcción de una fábrica de plásticos, y recuerdo que yo vi al Che ahí, casualmente, le di la mano y todo, yo tenía ocho años, ya cuando ellos terminan de construir la fábrica y el Che la inaugura en diciembre del ‘63. El Che era adorado por nosotros. Cuando él termina, pasa por entre la multitud y la gente lo empieza a saludar, y mi hermano y yo, que estábamos en la plataforma opuesta, les pedimos permiso a los viejos para ir a saludar al Che y bajamos y nos metimos entre la gente y llegamos adonde estaba él y empezamos a decirle: “Che, Che”. Me pasó la mano por la cabeza, me dio la mano. Y a mi hermano. Pero eso nunca se nos olvidó.
–Volvamos al vuelo hacia los cayos y el objetivo de aterrizar vivo.
Tenía que ir al Norte, pero el viento estaba fuerte por la izquierda, del noroeste. Salí, volé con potencia maximal por unos 5 o 6 minutos para alejarme rápido de las costas de Cuba, muy cerca del agua, a dos o tres metros de altura, y ya una vez que me alejé bastante reduje la potencia a potencia económica para poder volar más tiempo, más lejos. Así me mantuve un tiempo, para evadir los radares cubanos y evitar la intercepción cubana, hasta que calculé que ya debía estar cerca de los Cayos de la Florida. Entonces, decidí subir, ya despegarme del agua para buscar visibilidad. A ese régimen yo iba a unos 180 kilómetros más o menos. Empezaron los indicadores de emergencia de combustible a encenderse. Este avión tiene dos tanques, uno en cada ala, y cada uno de los tanques tiene un indicador, cuando le quedan 75 galones. Vi barcos. Decidí volar por arriba de ellos. Si después del último barco no veo tierra, a los cinco minutos regreso y me tiro en el agua al lado del barco para que me saquen. Sobrevolé el primer barco, el segundo, el tercero y empecé a contar y dije: “Bueno, aquí no hay otra, cinco minutos y, si no veo tierra, me regreso y me tiro al lado del barco”. Pasé por arriba del barco y empecé a ver el reloj. Un minuto, dos minutos, tres minutos, cuatro, cinco.. Y la tierra. Una cosa increíble. Pensaba ir a la base de Boca Chica, que es la base naval que tienen los norteamericanos en el Key West. En ese momento me sentí como Cristóbal Colón. Ya dije: “Bueno, por lo menos si me tiro en cualquier lado es pegado a la tierra y ahí llego a tierra”. Y cuando empezó a aclararse ya la visibilidad, o sea, a acercarme, lo primero que tenía delante de mí era la base de Boca Chica, o sea que todo me salió perfecto. Me tiré. Fue un aterrizaje bastante brusco. Estaba muy tenso. El avión dio varios brincos. Recuerdo que ya cuando frené el avión, me quedé en medio de la pista con el motor en bajo, y traía un termo de café, lo abrí, me serví un café, me lo tomé y tiré el termo hacia atrás. Salió dando tumbos por ahí. Y me eché hacia atrás y me empecé a relajar, hasta que llegaron las autoridades. Hay quien dice que todo aterrizaje del que tú puedas salir caminando es un buen aterrizaje. Y, bueno, ése fue el caso. El trámite fue rápido, porque yo había nacido en Estados Unidos y presenté mi inscripción de nacimiento. Ellos no sabían en realidad qué hacer conmigo porque normalmente al inmigrante lo llevan a un centro de detención de inmigración. Pero al final localizaron a mi abuela, se hizo un trámite más bien personal, con un señor de origen cubano que vivía ahí en Cayo Hueso, y él me acogió esa noche y al otro día mi abuela pagó los pasajes y me fui para Sarasota con ella.
–¿Sin ninguna sospecha encima?
–Mi padre no era una personalidad pública. Salí de la base y en mayo de 1990 terminé instalándome en Miami, en lo de una tía abuela. Mi familia de los Estados Unidos no era de revolucionarios pero tampoco de militantes contra la revolución. Gente buena, de buenos sentimientos, con una larga historia de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Gente sencillamente noble que se había ido para allá en los años ’40. Ni anticastristas ni fanáticos de la política. Su preocupación siempre ha sido familiar, tanto desde que llegué allá como incluso después del arresto y todo. Los aprecio mucho.
–¿Cómo fue el acercamiento a los grupos anticastristas?
–Repetía el credo. El credo de que en Cuba las personas se arrastran por las calles, de que no tienen qué comer, de que se mueren y se caen muertos, de que la policía golpea a todo mundo en todas las esquinas. Cuando tú me preguntabas ahorita sobre la capacidad para fingir, yo te decía que es más fácil fingir allá. Primero, porque no implica un desgarramiento. Pero, segundo, porque es curioso que a ellos tú lo único que tienes que hacer es decirles lo que necesitan escuchar: cosas malas de Cuba.
–Pero muchos decían esas cosas. ¿Cuál era el plus especial?
–La forma en que llegué. Con un avión robado. Durante unos días fui una celebridad en el Miami Herald.
–¿Había un objetivo especial de aproximación?
–Iba viendo las circunstancias y me iba acercando a algunos grupos. Empecé por la CUPA, la Cuban Pilots Association, que era un grupo básicamente de pilotos. Muchos habían estado en Bahía de Cochinos. Otros habían sido mercenarios en el Congo. Había algunos célebres como torturadores en América latina, como Félix Rodríguez El Gato, que fue el que asesinó al Che y también tuvo sus vínculos con los torturadores y la dictadura argentina. Hoy disfrutando de la hospitalidad y la benevolencia del gobierno que lo formó como torturador, el de los Estados Unidos. Muchos habían ido del Congo a Nicaragua. Algunos, oficiales del ejército de Fulgencio Batista. Después me vinculé a HAR, Hermanos al Rescate, más jóvenes que los otros, aunque creados por veteranos como el terrorista Luis Posada Carriles, uno de los mayores criminales del hemisferio. Mi objetivo era primariamente recolectar información y enviarla para Cuba. Después, el gobierno cubano se encargaba de procesarla, analizarla y hacer lo que pudiera para desarticular acciones terroristas de los grupos contra Cuba. De paso, conseguí que terminaran en la cárcel dos narcotraficantes vinculados a esos grupos. Y eso también ayuda a desarticularlo porque se les acaba el sostén económico. Estuve ocho años entre esos grupos, desde el ‘90 hasta el ‘98 en que fuimos arrestados. Uno era el PUND y otro el Comando de Liberación Unido, que también tenía otro narcotraficante que pudimos identificar y lo desarticulamos. Y después al final me incorporé a lo que se llamó Grupo Democracia, que se dedicó a organizar flotillas para venir a provocar a Cuba, entrar en aguas cubanas, crear problemas entre los dos gobiernos. Y ése fue el último grupo en el que entré hasta que, bueno, se produjo la detención.
–¿Cómo reaccionó y cómo fue evolucionando la familia con el tema?
–Yo me voy como desertor. A mis padres eso los golpeó fuerte. No se lo podía decir a nadie porque, nada, son gajes del oficio, por decirlo de alguna forma. Es fuerte, esa es una de las cosas más duras. Mi hija tenía seis años cuando salí de Cuba. Al principio mi mujer decía: “Aquí todo parece indicar que ése es un avión que es un desertor, bueno, pues tengo que asumirlo así”. Después ella me ha contado un poco la historia, ella empezó a atar cabos. Y empezó a molestar y hubo que decírselo. Pero eso tomó un tiempo.
–¿Por qué en opinión de ustedes el proceso judicial fue fraudulento?
–Yo me preguntaría: “¿Qué no tuvo de fraudulento?”. El sistema legal norteamericano, el sistema federal, es disfuncional. No solamente para nosotros. Normalmente ellos aplican un sistema que se apoya mucho en la capacidad de hacer una negociación de cargo. Entonces, su modus operandi es que ellos te sobrecargan, vamos a suponer que una persona traficó con diez kilogramos de cocaína, pero uno de sus asociados traficó con 30, entonces, acusan a éste también de los otros 30 y le dicen: “Bueno, te vamos a dar una sentencia de vida, pero si cooperas con nosotros te quitamos los 30, te dejamos con tus diez y te damos cinco años”. Si cooperas, los fiscales te utilizan para mentir y tienes que hacer todo lo que los fiscales pidan para que el juez dé cinco años. Y la primera mentira que esa persona tiene que aprender a decirle al jurado, que yo diría que es la mentira fundacional del sistema, es que los fiscales le prometieron eso, le propusieron eso, pero que el juez es el que decide. Estadísticamente el juez siempre decide por lo que los fiscales quieren. Y eso pasó con el caso nuestro. Y desgraciadamente eso es lo que ha llevado el caso hasta aquí. Porque efectivamente nosotros habíamos violado las leyes norteamericanas, nosotros éramos agentes no registrados, lo cual implica una sentencia de diez años como máximo, pero entonces ellos, para subir, acusaron a tres de mis compañeros de espionaje y a uno de conspiración para cometer asesinato en relación con el derribo de los aviones de Hermanos al Rescate en el año ‘96. Pero nosotros dijimos: “Vamos a juicio porque nosotros no vamos a aceptar cargos falsos”. Se complicó todo y así estamos. Yo no fui acusado de espionaje porque me ocupaba exclusivamente de grupos paramilitares. Nunca tuve nada que ver con información militar. Hubo compañeros míos que sí. Si tú no buscas información clasificada, no eres espía. No es un problema de espiar al Estado o no. Muchas personas confunden eso. Tú puedes buscar información del Estado, pero que no sea clasificada por ese Estado. Pero tú puedes buscar una información civil de una corporación que el Estado había clasificado porque le conviene mantenerla. Por ejemplo, un avance tecnológico X, y el Estado y esa corporación se ponen de acuerdo y la clasifican. Aunque esa información sea civil, si es clasificada, si tiene un cuño que dice “secreto”, tú estás cometiendo espionaje al buscar esa información. Ellos confundieron al jurado haciéndole creer que porque mis compañeros estaban buscando información de naturaleza militar, habían cometido o estaban tratando de cometer espionaje. Pero, en realidad, la información que mis compañeros estaban buscando era pública, era información visual, información de periódicos.
–¿Quién fue el abogado?
–Lo puso la corte. Philip Horowitz. Lo considero mi amigo. Hizo un buen trabajo. Lo que pasa es que si las instancias que tienen que impartir justicia no quieren, no importa que tú ganes. Yo comparo el caso nuestro con el caso de un corredor de 400 metros. Llega primero a la meta y el árbitro dice: “No, el que gana hoy es el segundo porque a mí me da la gana”. Esto es lo que hicieron los jueces. Todo árbitro imparcial que ha mirado el caso se ha dado cuenta de que es una barbaridad y estamos hablando...
–¿Incluso analistas jurídicos norteamericanos?
–Analistas jurídicos norteamericanos, asociaciones de abogados de los Estados Unidos. El comité de detenciones arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, todos han emitido fallos en los que indican que el juicio fue injusto, que fue ilegal y que no se cumplieron con los estándares del debido proceso.
–¿Cuánto tardaron ustedes cinco en dejar de fingir?
–Hasta que no empieza el juicio, tú no puedes volver a ser quien tú eras. Mantuvimos discreción durante los dos años de preparación del juicio. Lo coordinamos. Primero no podíamos admitir que éramos agentes de Cuba. A nuestros abogados les costó trabajo también. Como no les dijimos, ellos fueron los que vinieron a Cuba. Al final el gobierno cubano confió en su profesionalismo. Y se hizo una muy buena defensa. Realmente, en el juicio de nosotros los papeles se invirtieron. Gerardo, que es caricaturista, hacía caricaturas de los fiscales, y aquellas caricaturas recorrían toda la sala incluyendo a los que nos cuidaban a nosotros y terminaban con el estenógrafo, porque la gente se empezó a dar cuenta de que el juicio era una farsa. Y se sintió en la sala. Y el día que a nosotros nos declararon culpables, esos alguaciles nos fueron pidiendo disculpas desde la sala hasta el piso. Una cosa impresionante. Tú te impresionas cuando una persona que se supone que te cuida cambia su actitud hasta decir: “Pero ¿y dónde está el espionaje? ¿Dónde está el asesinato?”. Empezaron a ver las pruebas de nosotros, las provocaciones de Hermanos al Rescate filmadas, propagandizadas en la televisión de Miami como si fuera una gracia. Y ellos mismos nos decían: “¿Pero cómo es posible que el gobierno cubano haya esperado tanto para tumbar esos aviones?”. Sin embargo, yo nunca fui enseñado a odiar a Estados Unidos. Yo creo que un país es mucho más que sus fiscales, que su gobierno, y es mucho más que el puñado de millonarios que controlan la vida de ese país.
–El abogado Horowitz, por ejemplo, parece haber seguido reglas basadas en la defensa de las garantías individuales.
–Desde que tomaron la decisión política de cometer esta venganza, porque al final todo esto es una venganza contra Cuba en cinco hombres, cogieron el camino errado y tuvieron que componer ese error con más errores. Y al final terminaron haciendo el ridículo en la corte, terminaron siendo el hazmerreír de todo el mundo porque ellos lo decidieron. Si ellos hubieran hecho un trabajo decente, el caso se habría resuelto de otra forma y ellos no hubieran tenido que rebajarse como se rebajaron. Y nadie cubrió realmente el juicio en la prensa norteamericana. Al principio sí, The New York Times, pero cuando el juicio empezó a mostrar su real naturaleza, se desapareció la muchacha de The New York Times y más nunca fue. Entonces, lo cubrió la prensa de Miami. La mayoría fue pagada. Y fue el juicio con cargos de espionaje más largo de la historia norteamericana. Siete meses de juicio con testimonios orales y pruebas. Testificaron tres generales norteamericanos por la defensa, voluntariamente, a defendernos a nosotros. Los fiscales tuvieron que traer a uno, a un general, que es ahora James Clapper, que es el asesor de seguridad nacional de Obama, que además tampoco pudo decir nada malo en cuanto al espionaje. Testificó un asesor del presidente norteamericano. Se trató el tema del terrorismo. El gobierno cubano contrató para presentar el recurso en la Corte Suprema a lo mejor que pudo encontrar en Washington, que es un especialista en Corte Suprema, que además es analista para la CNN: Tom Goldstein. Y Tom Goldstein estaba convencido de que él iba a poner el caso en la prensa. En Estados Unidos todos los días se discute un caso judicial. El que se comió a la mujer, el que mató al niño, el perro que se comió al vecino... Tom Goldstein presentó un brief en la Corte Suprema solidísimo, se consiguió un record en la historia norteamericana de amicus curiae, que son briefs de amigos de la corte que ponen partes desinteresadas, que incluía premios Nobel, incluía parlamentarios internacionales, incluía asociaciones internacionales de abogados, asociaciones nacionales de abogados de Estados Unidos, 12 amicus curiae, eso nunca se había visto en la Corte Suprema. Y cuando Goldstein llamó a la prensa, no fue nadie.
–¿Cuáles son las perspectivas de los cuatro que todavía siguen presos? ¿Cuáles son las deseables y cuáles son las posibles?
–Habría que empezar por las sentencias. Uno de mis otros compañeros que sale próximamente es Fernando González, al que lo sentenciaron a 17 años. Le sigue Antonio, hasta 2017. Ramón, hasta 2024, y Gerardo que está condenado a dos cadenas perpetuas. Este caso no se va a resolver en el ámbito legal. El ámbito legal ha sido una envoltura, para servir a una decisión política que se tomó. Se tomó la decisión política de vengarse de Cuba en cinco hombres. Hubo un panel de tres jueces que rompió con esa decisión política y después se revirtió.
–¿Ellos mismos lo revirtieron u otra instancia?
–Otra instancia del mismo tribunal. Pero todo ha sido una decisión política y yo creo que la solución va a ser igual: una decisión política. Puede ser usando la vía legal. De la misma forma en que le hicieron señas a los jueces para que violaran la ley, les pueden hacer señas para que la cumplan. Nosotros siempre hemos dicho es que lo único que nosotros demandamos es que se apliquen las leyes norteamericanas, que no las tergiversen, que vean los hechos, que los apliquen a sus leyes y que las apliquen.
–¿Cómo sería en términos procesales en el caso de las cadenas perpetuas? ¿Un indulto presidencial?
–Técnicamente el juicio concluyó. Pero hay un recurso que se le llama recurso extraordinario. El recurso sigue la misma ruta que sigue todo el caso legal. Se presenta ante la jueza. La jueza falla y se va a la Corte de Apelaciones de Atlanta. Y luego a la Corte Suprema. Ese recurso está pendiente. Y se basa en un error garrafal que cometió el abogado de Gerardo, en cuanto a la estrategia de defensa. El trató de defender bien a su cliente, pero cometió un error porque defendió a Cuba. Y los fiscales juzgaron a Cuba. Lo más fuerte que tiene este recurso es que el propio abogado reconoce su error. Pensó en un tema de un Estado contra otro y que el Estado cubano tenía derechos. Pero cometió un error: él pensó que era imposible que un jurado decente no se diera cuenta de que Cuba tenía derecho a defender su soberanía. Y en Miami no se puede encontrar un jurado decente. Ahora, los tiempos han cambiado. Hay muchas señales de que ya hay cansancio en esta política contra Cuba, señales inclusive dentro del propio Estados Unidos. Incluyendo a los cubanos que viven allí. Hace poco salió una encuesta en la que 56 por ciento de los norteamericanos decían que ya era hora de cambiar la política con Cuba. Obama ha perdido mucho tiempo tratando de congraciarse con una derecha que no lo quiere ni por negro, ni por liberal, ni por joven.
–René, ¿cómo fue el final de la sentencia?
–Han sido cuatro cruces. Respecto del tercero, yo cumplí mi sentencia el 7 de octubre de 2011. Desde un año antes, nosotros le pedimos a la jueza que me dejara hacer la libertad supervisada en Cuba, cosa perfectamente posible. La jueza tiene la potestad de modificar la libertad supervisada y permitir que una persona la cumpla fuera de Estados Unidos. Los fiscales siempre se propusieron que también la libertad supervisada fuera para mí y para mi familia otro castigo. Querían mantenerme separado de mi gente por tres años más. Además tenía que hacer la libertad supervisada en el mismo distrito en el que están los terroristas, los criminales que cuentan con complicidades en el FBI, en el gobierno norteamericano. Los fiscales se opusieron al pedido. Dijeron que era prematuro, que había que esperar a que cumpliera una parte de la libertad supervisada. Paralelamente los fiscales me habían propuesto que renunciara a la ciudadanía norteamericana a cambio de dejarme venir para acá. En un inicio yo me opuse.
–¿Por qué?
–Porque es un derecho de nacimiento. Uno no tiene por qué ceder los derechos de nacimiento. Pero después lo pensé bien y les dije a mis abogados que íbamos a aceptar la proposición de los fiscales. Me interesaba más que todo estar con mi esposa, con mis hijas, con mis padres, con mi hermano. Los fiscales simularon que estaban interesados en llegar a un acuerdo que implicara mi cesión de ciudadanía a cambio de que viniera para Cuba. Unos días antes de que yo cumpliera mi sentencia, llamaron a mi abogado y le dijeron que eso ya no estaba sobre la mesa. Días después, la jueza derogó la moción, y tuve que empezar a cumplir mi libertad supervisada en los Estados Unidos. Ahí, gracias a un amigo, pude conseguir, una casa en un lugar de la Florida, lo más lejos posible de la cárcel, viviendo en la clandestinidad, recluido prácticamente como en un monasterio, sin documentos, sin licencia de conducir, sin tarjeta de crédito.
–¿Cuánto tiempo?
–Fue un año y medio bastante difícil. Tenía la intención de renovar la moción, cuando hubieran pasado unos meses para que la jueza me dejara venir para acá. En febrero de 2012 estaba trabajando con mi abogado, para volver a renovar la moción, cuando mi hermano cayó gravemente enfermo. Tuvimos que posponer ese trabajo y pedirle a la jueza que me dejara venir por 15 días a ver a mi hermano. Los fiscales se opusieron también a que viniera a ver a mi hermano que estaba muriendo. Pero la jueza en este caso accedió. Por eso te digo que fue la tercera vez. Vine en abril de 2012.
–¿Tu familia ya había ido a Estados Unidos?
–Mis hijas, que podían, mi esposa no. A ella la deportaron y no la dejaron regresar más a verme. Yo regresé a Estados Unidos y volví en abril a incorporarme a mi libertad supervisada. Volví a empezar a trabajar con mis abogados para volver a poner la moción. Pusimos la moción en junio para que la jueza me permitiera renunciar a la ciudadanía.
–¿De quién fue la decisión de continuar y agotar el proceso judicial?
–Para nosotros ha sido muy importante la palabra en todo este caso. En todo este proceso nuestra ventaja nuestra ha sido moral y no vamos a regalarles esa ventaja moral. Ellos decidieron rebajarse y nosotros decidimos elevarnos.
–¿Nunca una duda?
–No, yo nunca dudé, yo iba a cumplir. No iba a regalarle a la jueza un argumento moral que nunca se ganó después de 15 años por una libertad supervisada. Se lo hubiera ganado antes, pero no ahora. Ni a ella ni a los fiscales. Y me río ahora porque cuando estábamos discutiendo eso con mi abogado y los funcionarios de las Bahamas, le decía a mi abogado: “Mejor que me dejen entrar, porque yo cojo un bote de Cuba y me voy para allá y me le planto a la jueza en la corte y le digo ‘ahora méteme preso’”, porque yo no iba a incumplir esa palabra que había dado. Pero, bueno, regresé, mi hermano falleció, volvimos a poner la moción, los fiscales se opusieron, y empezó un intercambio entre los fiscales y la jueza, hasta que mi padre falleció en abril de 2013. Y, entonces, ahí volvimos a poner otra vez una solicitud para venir de vacaciones a estar con la familia por el fallecimiento de mi padre. Y la renuncia a la ciudadanía norteamericana, con lo que caía el resto de la condena. Renuncié a la ciudadanía, la jueza recibió los documentos, los admitió. “Bueno, está bien, la libertad supervisada la puedes terminar en Cuba”, me dijo.
–¿Y la familia, René?
–Lo hemos enfrentado lo mejor que se puede. Al final, aunque ha sido tanto tiempo, para mí siempre el reencuentro con la familia ha sido como si no hubiera pasado el tiempo. Ha sido todo muy bonito, muy hermoso. Estamos juntos, estamos felices, tenemos un nieto ahora también que nos ha venido a alegrar más la vida a Olguita y a mí.
–¿En qué oficio piensa trabajar alguien que vivió esta experiencia?
–Como piloto me gustaría volar, pero reconozco que es muy difícil integrarme a la aviación como profesional. Creo que hay un campo ahora en la economía que se está abriendo, se están abriendo muchos experimentos, tenemos que aprender muchas cosas, y me gustaría trabajar en la economía en algo, en un proyecto de desarrollo local, pero la idea que tengo es esa, me gustaría participar en el proceso de cambio que se están produciendo: experiencias nuevas de autogestión, experiencias de relaciones más horizontales entre las empresas, entre empresas y gobiernos locales.
–¿Y el pasado permite adaptarse a la vida cotidiana de hoy?
–Toda experiencia te hace crecer. Si no te mata, te engorda. Y, obviamente, yo leí mucho en la cárcel. Historia, actualidad, Cuba... Me impuse un régimen de ejercicio fuerte por la mañana y por la tarde lectura, estudio. Empecé a estudiar la economía incluso en la cárcel. La Universidad de La Habana me asignaba profesores. Enviaban los materiales y estudié economía. Me propuse salir de la cárcel mejor de como entré. Dije “Bueno, si yo salgo mejor de como entré, esa va a ser mi medida de la victoria” y así fue. Yo creo que sí, que el régimen que me establecí en la cárcel me ha ayudado mucho. Yo creo que saqué lo mejor que pude.
–Ahora, a los 57 años, después de esta historia, imaginemos una vuelta a los 34 y al pedido de una misión en los Estados Unidos. ¿La respuesta volvería a ser la misma?
–Sí.
martin.granovsky@gmail.com

jueves, 20 de febrero de 2014

Guerra Economica Venezuela 2013 - Chile 1972 .

Inflación inducida, desabastecimiento, acaparamiento son solo algunos hechos producidos intencionalmente,de los cuales los venezolanos han venido siendo victimas en los años de Revolución y que vienen recrudeciéndose a raíz de la enfermedad que sufriera el Comandante Hugo Chávez. Desde ese preciso momento, el imperialismo junto a sus lacayos internos de la burguesía parasitaria nacional vienen implementando un plan sistemático de quiebre del sustento social de la Revolución, por diversas vías (política, mediática, cultural) pero, fundamentalmente económica. Estos actos de bandidaje económico ya lo han vivido de cerca, pueblos que se revelaron contra el tutelaje imperialista y decidieron ser libres y soberanos; Chile por ejemplo. Una receta golpista aplicada a la perfección que llevo al derrocamiento de la democracia popular impulsada por Salvador Allende y la instauración de una de las dictaduras fascistas más cruentas de la historia de la humanidad. Veamos en el siguiente documental cómo fue la guerra económica contra el proceso socialista chileno, veamos las sorprendentes similitudes y entendamos la alerta que detrás de esta guerra económica esta el latido del fascismo...

El 27 de febrero Fernando González Llort saldrá en libertad

¡Me alegro!!!... ¡me alegro desde el pelo hasta los zapatos! ¡qué mejor noticia!

 El 27 de febrero Fernando González Llort saldrá en libertad


Raiza Martin Lobo

Tras cumplir la injusta condena de 15 años, 5 meses y 15 días, resultado de un amañado juicio por el gobierno estadounidense,  el antiterrorista cubano Fernando González Llort, saldrá en libertad este 27 de febrero de la prisión federal de Safford, en Arizona, Estados Unidos.

Como Fernando no es ciudadano estadounidense, al decir de su abogado, Richard Klugh, según las leyes,  al finalizar su condena pase a la jurisdicción de las autoridades de Inmigración,  pues él no posee la ciudadanía estadounidense, al contrario de  René González y de  Antonio Guerrero que aún la posee.

Para facilitar su pronto regreso a Cuba, alega el jurista, Fernando y renunció  a impugnar su deportación a Cuba y además a seguir como parte del proceso de apelación extraordinaria, Habeas Corpus, junto a Gerardo, Ramón y Antonio, queienes aún permanecen en prisión.
“Fernando ha sido un preso ejemplar en todo, nunca tuvo ningún tipo de incidente”, alega Klugh. Tiene todos los trámites en orden y hay negociaciones con las autoridades pertinentes para lograr su inmediato regreso a Cuba y a su familia.  Todos los abogados que hemos participado en la defensa de los Cinco siempre hemos tenido un fuerte sentimiento de afinidad con Fernando. Es una persona extremadamente sensible, gentil, fuerte y honorable.”

El antiterrorista cubano Fernando González Llort, fue detenido el 12 de septiembre de 1998, junto con Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René  González,  acusados injustamente injustamente en los Estados Unidos por combatir el terrorismo.

Tomado del Blog La Guantanamera http://la-guantanamera.blogspot.com/

miércoles, 19 de febrero de 2014





















www.fabianespana.com/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=40&Itemid=56

Las Desilusiones 

El proyecto fotográfico “Las Desilusiones” se desarrolló entre los año 2011 y 2013, se centra en un gran registro histórico contemporáneo de la cultura Aimará y la forma actual en que se desarrollan las costumbres de este pueblo indígena. Mediante las imágenes se podrá profundizar en la forma de vida de las personas que habitan lugares extremos de nuestro país y revelar los afectos y las fisuras de aquellos que se sienten desamparados en áreas cada vez más difíciles de ser habitadas. 

Hoy, la etnia que ocupó gran extensión territorial en el pasado, habita en dos zonas del Norte Grande, en la Región de Arica y Parinacota y en menor proporción, en la Región de Atacama, en la franja precordillerana y altiplánica. Actualmente existen 48.477 aimarás en Chile - censo de 2002 - de los cuales sólo 3.156 residen en sus territorios originarios, ubicados en la región de Arica y Parinacota - provincia de Parinacota, comunas de Putre y General Lagos. 

En mis viajes a estas localidades he podido observar una cultura en estado de abandono que conlleva inevitablemente a la desaparición de tradiciones ancestrales andinas. Los territorios precordilleranos y altiplánicos donde antes existían poblados, ya se encuentran deshabitados, las escuelas de algunos sectores cada vez tienen menos alumnos y las personas que residen en los caseríos, se encuentran en un estado de desconcierto y desorientación.