A muchos llamó la atención verla junto a Verónica De Negri, madre de Rodrigo Rojas, asesinado cruelmente por la dictadura. También Carmen Gloria Quintana y otros familiares de víctimas acudieron a La Moneda. ¿Qué les diría?
En materia de DDHH no hay colores políticos, hay solamente dolor. Cuando ocurrió el crimen de Rodrigo Rojas y la casi muerte de Carmen Gloria Quintana, a quienes quemaron vivos, y estuve con Verónica (De Negri) cuyo esposo trabajaba en el Ministerio del Interior en la época de mi padre, era democratacristiano, así que la conocía y la acompañé en esos momentos. Luego con Carmen Gloria (Quintana) me tocó estar en Canadá con ella, así que cuando me invitaron a ir con ellas a La Moneda, para mí fue realmente un honor poderlas acompañar, porque personas que han sufrido tanto y a pesar de todo impacta verlas sin deseo de venganza, sin odios, sino que con una reflexión dolorosa pero serena.
Después me invitó la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y me impresionó que al llegar, tenían un pequeño cartel, de aquellos que se cuelgan al cuello con la foto de mi padre y que daba cuenta de su condición de víctima de la dictadura. Fue muy emocionante reconocernos en el dolor y en las ansias de justicia, ello me impactó muy positivamente, me conmovió. Y cómo no voy a estar presente con ellas si lo único que deseo y busco es que se conozca la verdHa sido un proceso muy largo, muy duro, un caminar difícil, muy solitario y hasta incomprendida. Con mi marido (el exparlamentario Eugenio Ortega), antes de fallecer iniciamos la búsqueda de la verdad que no fue fácil, hubo mucha incomprensión, incluso hubo quienes quisieron pasarme al Tribunal de Disciplina de mi partido por afirmar que mi padre había sido asesinado, por eso me alegro que mi partido por fin me reconozca y me haya invitado al Consejo Nacional para que relate qué sucedió con mi padre, que por lo demás es el líder máximo de la colectividad.
El Consejo Nacional de la DC llamó a aclarar su muerte…
En todos los discursos de la DC nombran siempre a mi padre, para ellos es una figura, pero también tienen que compartir su muerte y eso me parece de justicia para él, no para mí, pues lo único que quiero saber es la verdad.
Ahora estamos en un proceso muy avanzado, ahora estamos en un proceso muy avanzado de un trabajo muy acucioso del Juez Madrid y estamos haciendo un esfuerzo como familia, lo hizo mi marido y hoy lo hacen mi hijo, mis hijas, como familia. Estamos tranquilos pues el juez ha probado que mi padre fue asesinado y el proceso que viene se ve más claro, hay seis procesados y estamos ya en la etapa final y ahora esperamos que por fin el Ejército entregue lo que ellos tienen y sepamos la verdad de todo lo que pasó.
Estamos en la etapa de la verdad, pero aún pareciera que hay mucha información que no se ha develado, tanto por parte del Ejército como de la Universidad Católica. De hecho el comandante en jefe del Ejército ha pedido a la familia que le entregue los antecedentes de que ustedes disponen y los ha invitado a conversar, ¿qué le parece ese gesto?
Para el Ejército nuestra posición es muy clara, exigimos que entreguen los documentos que ellos tienen de todos los seguimientos, las escuchas telefónicas, del par de atentados que tuvo mi papá antes de que lo asesinaran, como sucedió, y les exigimos que entreguen una carpeta investigativa que ellos tienen de mi padre, eso es lo que exigimos. Yo no estoy para que, tal como el comandante en jefe ha invitado, a la familia a una visita de cortesía, nosotros le entregamos al Ejército hace un tiempo atrás una minuta con todo lo que nosotros queremos que se establezca, nosotros sabemos a través del juicio que hay microfilmaciones que al menos hasta el años 2005-2006 estaban todos esos archivos.
¿Siente que sí existe por parte del Ejército ese “pacto de silencio” o de “complicidad” como han señalado muchos?
Como muy bien dijo Carmen Gloria Quintana aquí hay una política institucional del Ejército de ocultar la verdad y eso no lo podemos aceptar. Exigimos que ellos entreguen lo que corresponde, para que se sepa la verdad. De la Universidad Católica, eso es más que doloroso, pues mi padre fue el primer Presidente que salió de esa casa de estudios, premiado con el galardón máximo de su generación y ellos no han sido capaces de hacer ni siquiera un sumario interno de lo que pasó, pues no es posible que hasta hace unos muy pocos años, dos o tres, dijeron que quedaban todavía restos de las vísceras de mi padre en una caja de seguridad, eso es inaceptable. Que a lo menos pidan disculpas públicas por los horrores que cometieron.
Acaba de dictarse sentencia en el caso Berríos que involucra a personal del DINE del Ejército, la misma unidad que aparece mezclada en el magnicidio de su padre, ¿qué le parece esto?
Cuando nosotros iniciamos acciones judiciales y nos querellamos, entramos a descubrir la verdad a propósito de la causa de Berríos, nosotros somos parte del caso Berríos. Luego que avanzó la investigación del juez Madrid, el crimen de mi padre se separó del caso Berríos, siendo íntimamente relacionado y ello porque Berríos era un genio loco que produjo las bacterias, toxinas y otros productos químicos que incluso comercializaron en el exterior. De hecho cuando el juez Madrid incautó documentos de la casa de los padres de Berríos, allí se encontró documentación referida a mi padre. Está muy unido todo, es más, la persona que saca a Berríos de Chile y lo lleva hasta Uruguay, es (el exagente de la CNI y DINE Raúl) Lillo, que ahora está procesado por el magnicidio.
¿Qué rol cumplió Berríos en el magnicidio de su padre, aparte de elaborar las toxinas?
Tal como consta del expediente, Berríos fue el que reclutó a Becerra y era a él a quien se le entregaba la información, allí hay una conexión más que directa y Berríos trabajaba con Arturo Silva (Capitán de Ejército, miembro del DINE y autor material del asesinato del químico de la DINA Eugenio Berríos, que se encuentra actualmente prófugo de la justicia), ese era el jefe de toda la operación encubierta del DINE que participó en múltiples asesinatos, no solo el de mi padre sino que además en el de Tucapel Jiménez, el del exagente Manuel Leyton, de los presos de la cárcel pública que usaron de conejillos de indias antes de matar mi padre, etcétera. El doctor Silva Garín (procesado por el homicidio de Frei Montalva) confesó en su declaración judicial, que él le reportaba casi diariamente y de manera directa el estado de mi papá al edecán de Pinochet, que no es otro que el general que se suicidó para escapar de la sentencia del caso Berríos, Hernán Ramírez Rurange, quien también era del equipo DINE que participó de esos homicidios. Son más que presunciones que se trata del mismo equipo que hizo las operaciones de Berríos, Tucapel y otras, incluidas la de mi padre. Varios médicos que trabajaban en la clínica London de la DINA también trabajaban en la clínica Santa María, cuando mataron a mi padre.
¿En concreto, solo hay cambio de rostros, pero no de actitud?
Había una política institucionalizada del Ejército para eliminar a las personas que a ellos les molestaban, tal como lo afirma Carmen Gloria Quintana, los indeseables, como los llamaban. Desgraciadamente hoy existe esa misma política pero referida a no entregar información y eso es muy grave para la convivencia de hoy y del futuro. Todos respetamos las FFAA, de eso no hay duda, pero no cabe en la cabeza que no quieran entregar lo que se sabe que tienen, por eso cuando el comandante en jefe del Ejército (general Humberto Oviedo) en la sesión en la Cámara de Diputados, señala que estaría dispuesto a recibir a la familia Frei para conversar y que nosotros le entregáramos la información de que disponemos, realmente me pareció una tomadura de pelo, sobre todo cuando todo está judicializado.
Si fueron los mismos miembros del Ejército que han confesado frente al juez, y no solo mandos subalternos, sino que también de mandos relevantes que en sus declaraciones judiciales reconocen con nombre y apellido quienes participaron, quienes microfilmaban, en qué lugares tenían los archivos secretos, cómo los cambiaron de un lugar a otro, ¡por favor…! que me diga a mí que yo entregue información, me parece una ofensa, por decir lo menos.
¿Sirve de algo el reconocimiento de “errores” que desde el Ejército se ha hecho?
El perdón a secas sin verdad, justicia, castigo y reparación, no sirve de mucho. Que reconozcan el error que cometieron en los términos que se ha hecho, no corresponde. Cuando un anterior comandante en jefe dijo “nunca más”, yo entiendo ese nunca más no es solo que jamás vuelva a ocurrir, sino que además se reconozca toda la verdad. Decir nunca más es muy fácil.
Pero a pesar que han negado que sigan en servicio activo individuos relacionados con crímenes e incluso procesados o condenados, han mentido, pues está el caso del suboficial Osvaldo Ramírez Lazcano, activo en el Ejército. Reitero, no son voladores de luces nuestras, hay confesiones de personas que fueron activos y relevantes dentro del Ejército que han reconocido al juez. Entonces, ¿por qué el Ejército se hace el sordo a eso?, me parece inconcebible. Por ello exijo la entrega de las carpetas operativas sobre mi padre.
En el país se han dictado una centena de sentencias y decenas de procesados han caído ¿qué le parece lo que pasa en Chile hoy?
Este último tiempo ha sido bien dramático, la gente está impactada por los testimonios de Carmen Gloria y tantos otros que se han dado a conocer últimamente y que quizás siempre estuvieron allí, pero la gente no los quería conocer. Estamos en un momento dramático pero importante. Llegó el momento de que si queremos sanar heridas, debemos limpiarlas y el que fue culpable, que enfrente la justicia y su conciencia, es el momento de dar vuelta la página pero de buena forma, eso no significa como aseguran algunos no seguir con el tema de DDHH pues es quedarse en el pasado, sino que por el contrario, por el bien de nuestro país, debe conocerse toda la verdad y los culpables enfrentar sus responsabilidades.
Existe en todo el país una sensación de fuerte impunidad. ¿Es tal?
No es gratis matar gente porque pensaban distinto, no es gratis haberse enriquecido o haber usufructuado de un gobierno, para luego decir que no sabían lo que pasaba. Eso no es verdad. Es bueno lo que le pasa a Chile, sobre todo para la gente joven que quiere saber la verdad completa. Nunca más es fácil decirlo, pero para eso es necesario conocer la verdad y reparar al menos en parte a tantas familias que sufrieron la pérdida de seres queridos, las torturas y la cárcel. Ninguna familia que haya sufrido, olvida, ninguna. Queremos recordar en paz, queremos confiar en nuestras instituciones, este es un problema país. Por eso es valioso el nombramiento del exministro Alejandro Solís en apoyar las causas de DDHH, sobre todo porque se trata de una persona íntegra y respetada por todos.
¿Qué le parece la justificación de la ministra de la Corte Suprema, Rosa Egnem que, por “temor reverencial”, ocultó información e incluso falsificó instrumentos, como se ha señalado, acerca del ingreso de la causa de los ejecutados de Laja?
Muchos cerraron los ojos, por miedo o conveniencia durante la dictadura. Hoy aquellos que lo hicieron deben estar enfrentando sus conciencias, pero eso no basta, cada uno debe asumir las sanciones que correspondan y por mucho miedo o ambición que tuvieran, hay que sancionar, no hay prescripción en delitos asociados a lesa humanidad y menos respecto de sumarios administrativos, el tiempo no perdona. Como mi padre siempre dijo, “la verdad tiene su hora”, esperamos que esta sea la hora en que se dé lo que Chile necesita y demanda. Y no solo acerca del caso de mi padre, sino que mientras quede una sola familia que no sepa qué sucedió con su ser querido, yo al menos no me voy a quedar tranquila y sé que mis hijos y mis nietos tampoco, no se trata de venganza ni odios, queremos justicia y verdad.