LA IMPORTANCIA
HISTÓRICA DE CHÁVEZ
Por esto, Cuba. Y también Chávez.
Toby Valderrama
Cuando la historia parecía
detenida y los teóricos revolucionarios inventaban atajos para cambiar de
casaca, cuando los pueblos vieron reptar a sus dirigentes, el futuro estaba a
ras del suelo y el vuelo alto era cosa de locos.
En aquellos días de fin de la historia, de
fukuyamas y tonis negris, de tumultos que no destruían ni construían, de “somos
pero no tanto”, de “el capitalismo no es malo sólo hay que controlar a los que
abusan”, en esos tiempos en que la humanidad cayó en las tinieblas del
conformismo y el Quijote se refugió en una isla heroica, en esos días ocurrió
el milagro y el milagro se llamó Chávez.
La inmensa dimensión histórica de Chávez es
difícil de captar por sus contemporáneos, la cotidianidad y la mezquindad
nublan la comprensión histórica. Veamos.
La causa socialista estaba aplastada por una
multitud de teorías distraccionistas, el eurocomunismo había sellado la
claudicación de Europa, y teorías similares brotaban en el planeta. La Unión Soviética,
China, devenían en su contrario, el capitalismo señoreaba en todo el planeta.
Sólo la voz solitaria del Profeta del Caribe gritaba desde su isla advirtiendo
que el mundo corría hacia su destrucción.
En ese ambiente sucede un rompimiento del sistema
de dominación instaurado por los capitalistas, una fractura en el sistema
electoral burgués, que se las arregla para embobecer a las masas y legitimar a
los agentes del capitalismo.
El 4 de febrero, un gobierno consagrado en
elecciones burguesas, fue desconocido por un hecho de fuerza de carácter
revolucionario, eso equivale al 1810 cuando se desconoce a una monarquía
consagrada por Dios. Ese es el primer hecho histórico. Luego Chávez, un
candidato insumiso a las oligarquías, gana unas elecciones diseñadas para
impedir esos triunfos.
A partir de allí se despliega el milagro: el
gobierno se declara antiimperialista, anticapitalista y ¡socialista! Esta
postura fue un relámpago en aquella oscuridad mundial que asesinaba la
posibilidad de la vida. Los ojos del mundo se fijaron en el país que osaba
tender la mano al Socialismo y romper la unanimidad del conformismo.
Si aceptamos que la humanidad irremediablemente
se extingue bajo el capitalismo, nos daremos cuenta de la extraordinaria
importancia de la acción de Chávez: reabrió el camino de la esperanza
socialista, en otras palabras, el camino de la salvación de la humanidad.
El camino no ha sido fácil, todas las fuerzas del
imperio capitalista se han confabulado contra la esperanza. Se ha sembrado
confusión, se proponen extravíos y, los fascistas como buitres, revolotean
buscando debilidades.
Ahora es necesario continuar con el milagro, es
imprescindible que el Socialismo se concrete en una nueva relación del humano
con la naturaleza y que la noción de armonía prevalezca sobre la nefasta noción
de desarrollo. Es necesario, vital, reconstruir la relación amorosa entre los
humanos, replantear las necesidades y la manera de satisfacerlas. De no hacerlo
vendrá la restauración y la llama se extinguirá.
El
relámpago que rompió la oscuridad debe protegerse, no debe cesar.
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