martes, 14 de febrero de 2012

“Es el Fidel de siempre”

“Es el Fidel de siempre”
ARLEEN RODRÍGUEZ y ROSA MíRIAM ELIZALDE
Nueve horas de conversación, interrumpidas por dos breves recesos. Se dice rápido, pero quien en medio siglo haya seguido al líder de la Revolución Cubana sabe que esos 540 minutos suponen la intensidad de varias bibliotecas y una carga emocional que durará días y ya no olvidarán los que la vivieron. "Es el Fidel de siempre", dice admirado Ignacio Ramonet, el autor de un voluminoso libro de entrevistas con el Comandante. "Qué memoria inagotable y privilegiada", comenta en el pasillo del Palacio de Convenciones la poeta y Premio Nacional de Literatura, Fina García Marruz.
Al calor del "Encuentrode Intelectuales por la paz y la preservación del medio ambiente", título que resultó insuficiente para la larga lista de temas que afloraron, los 69 intelectuales de 21 países que asisten a la XXI Feria Internacional del Libro de La Habana junto a 48 reconocidos escritores, pensadores y científicos cubanos, se encontraron con un Fidel íntimo, que prestó atención a cada interlocutor y eran para él, a la vez, fuentes en que saciaba su inagotable curiosidad. Cuando los invitados exponían sus ideas, se podía seguir el rumbo de los pensamientos del líder cubano por la expresión de su mirada, por ese gesto tan usual en él de extender el dedo índice para enmarcar su cara o acariciar distraídamente la barba.
Con la presencia en la salita del Palacio de Convenciones del mexicano Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005, y el Premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, los temas gravitaron sobre los asuntos más urgentes. A veces el tono era de notable preocupación, como la posibilidad de la extinción de la especie humana, el agotamiento de los recursos naturales, la perversión de las transnacionales mediáticas y la aparición de artefactos de guerra y hasta de control de la mente, que nadie imaginó antes ni en las peores fantasías.
Daniel Chavarría, uruguayo-cubano y Premio Nacional de Literatura, hilvanó su intervención sobre la capacidad de Fidel de adelantarse a los acontecimientos, de ser una especie de "adivino histórico" —y un pesimista táctico y optimista estratégico, recordó alguien después—. Básicamente Chavarría quería que el líder le dijera, si en este mundo que está a punto de irse a bolina y con un problema enorme a cuestas, él tenía que acabar de alarmarse o quedarse tranquilo. Fidel le respondió sin titubear: "Para quedarse tranquilo hay que pensar en el problema y luchar contra él".

EL PODER MEDIÁTICO, APARATO IDEOLÓGICO DE LA GLOBALIZACIÓN
Zuleica Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro, y Abel Prieto, ministro de Cultura, acompañaron a Fidel en la mesa principal, de cara a la audiencia. Ella, que acaba de ganar el Premio Casa de las Américas, abrió las intervenciones con la presentación de los invitados y una excelente disertación que animó de inmediato el debate. Abel ofició como moderador y dio la primera palabra a Ignacio Ramonet, el autor del libro Cien horas con Fidel, quien había recibido en la mañana de este viernes el Premio de Doctor Honoris Causa de Comunicación, de la Universidad de La Habana.
El tema del uso y abuso de los medios inmediatamente robó la atención de todos, y en cierto modo fue la columna vertebral que articuló el debate y los acuerdos que salieron del encuentro, al ser la palabra la herramienta común con que los presentes pueden atravesar el muro de mentiras, medias verdades y distorsiones que acompañan las estrategias de dominación actuales. "Hay que partir del principio de que hoy en día en el sistema mediático la información funciona como una mercancía", afirmó Ramonet, que reproduce, en síntesis, parte de su discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
"La información hoy es una mercancía, pero una muy particular, en la medida en que es gratuita. La mayoría de nosotros, cuando consumimos información, por la radio, la televisión, la Internet y hasta la prensa escrita —hoy hay muchos diarios gratuitos—, no pagamos por ella. ¿Cómo es que el sistema que tan preocupado siempre está por los beneficios, hace que la circulación de la información sea gratuita? Porque hoy el comercio de la información no consiste en vender información a la gente, sino en vender gente a los anunciantes", añadió.
Esto ha convertido al sistema de información dominante en productores de noticias triviales, maniqueas, muy cortas para que cualquiera las pueda entender, escritas con un arsenal de 600 palabras básicas que suprimen todo tipo de matiz y que apelan a resortes emocionales, por encima de lo racional. "Cuanto más comunicación, más dinero ganará la empresa. En ese sentido, la información es una materia prima estratégica", comentó el investigador.

LA DOMINACIÓN CULTURAL
El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel desgranó precisas palabras para identificar riesgos latentes. "La dominación no empieza por lo económico; empieza por lo cultural", dijo para señalar a continuación: "El sistema es jodido, pero inteligente".
Frente al intento de establecer un "monocultivo de las mentes", el intelectual argentino llamó a "la resistencia frente a la dominación cultural". "No tenemos recetas, pero tenemos formas de construir, de pensar y de hacer", recalcó para destacar: "En América Latina nosotros vivimos Indignados".
A la resistencia cultural, al enfrentamiento a la dominación avasalladora, a la preservación del medio ambiente, a la importancia del debate de ideas aludieron también en sus intervenciones el escritor argentino Vicente Battista, la teatrista salvadoreña Lina Cerritos, y las ministras de Cultura de Angola, Ecuador y Jamaica, entre otros.

Frabetti se admira de que Cuba es un país donde los niños apenas lloran. En lugares donde se vive bajo permanentes estímulos consumistas, los pequeños suelen estar frustrados y reaccionan con agresividad. Recordó la frase de Plutarco, el historiador griego: "Los niños no son vasos que hay que llenar, sino llamas que hay que alimentar".

SE TENDRÁN QUE IR DE MALVINAS
El escritor Miguel Bonasso recordó conmovido cierto episodio en apariencias insignificante ocurrido en febrero del 2006, cuando el estadista escribió la siguiente dedicatoria en la primera página de un libro que le extendieron: "Con gran esperanza en la juventud y en que el mundo siga existiendo", idea que seis años después vuelve a estar en el horizonte del líder cubano.
Compartió otra anécdota. Cierta noche en el Palacio de la Revolución, poco después del terremoto al norte de Pakistán, en octubre de 2005 y cuando ya se había tomado la decisión de que viajara una brigada médica cubana en auxilio de las víctimas. "Ahora viene el invierno, el frío —dijo Fidel y recordó Bonasso— y miles y miles de personas han perdido sus casas en las montañas, qué pasará con esas personas, con las mujeres y los niños". El escritor argentino añadió: "Usted es el único hombre de Estado que yo he conocido que tiene la capacidad de pensar sensiblemente, y a quien vi profundamente conmovido por el drama de la gente. Me conmuevo todavía al recordar esa excepcional sensibilidad suya".
Por supuesto, Bonasso no se abstrae del tema que agita hoy la opinión argentina: la nueva agresión colonial de Gran Bretaña en torno a las Malvinas. Sobre ello terció el líder de la Revolución Cubana: "No les queda más remedio que negociar e irse. Es tan descarado lo que han hecho: hasta mandaron un barquito, un destructor, un helicóptero con un Príncipe que es piloto", y añadió: "Los norteamericanos seguramente no están muy felices. La situación no es de guerra, pero hay que presionarlos".
Hay manera de hacerlo, reaccionó el escritor, pues existe una Ley argentina —la 26569— que establece que las compañías británicas que operan en Malvinas no pueden hacerlo en el continente argentino.
"Pinochet ya no está ahí; fue quien ayudó a los británicos en su última guerra contra Argentina. Están desesperados, y así reaccionaron cuando Uruguay vetó recientemente la entrada del barco británico con bandera de las Malvinas. No tienen nada que hacer ahí. Irse es lo único que les queda", recalcó Fidel.
NO CONTROLAN LAS TERRIBLES FUERZAS QUE HAN DESATADO
"Vine a escucharlos a ustedes, a aprender de ustedes", insistía el Comandante cuando alguno de los invitados se preocupaba por su esfuerzo. En esos términos estimuló la intervención del politólogo argentino Atilio Borón, quien recordó las absurdas divisiones dentro de la propia izquierda que a veces provocan censuras incluso entre quienes comparten ideales superiores. "Son viejas costumbres que se irán eliminando", terció Fidel.
Retomando la insistencia de gran parte del auditorio en la necesidad de potenciar el uso de las redes sociales, con lo cual concuerda, Borón advirtió a su vez que en los procesos recientes del norte de África se difundió mucho la idea de que internet actuaba como dinamizador social fundamental, pero, según las estadísticas, apenas el 20 por ciento de la población tiene acceso a la red en esa región. Pidió, además, no olvidar el origen militar de internet y la vigilancia a que someten a todos.
Fidel comentó entonces cómo con el uso y abuso de la tecnología "han acabado con la privacidad de la gente. Se meten en todo. Todos los seres humanos vigilados por aquellos que se consideran a sí mismos campeones de los derechos individuales".
Se rió de que "algunos creen todavía en las claves" y dijo que el secreto de los yanquis en las guerras había sido siempre conocerlas. Habló entonces de aparatos, ya en fase de estudios avanzados, que pueden transmitir la electricidad a través de medios que poseen apenas un átomo de altura, de los aviones sin piloto y de la posibilidad de hacer que los soldados reaccionen subconscientes a órdenes electrónicas, de forma más veloz que con los métodos tradicionales. Lo que inventan, comentó "va más allá de la locura".
Durante el intercambio, Atilio sugirió retomar la Tricontinental (cita de luchadores de África, Asia y América Latina), porque de este lado del mundo hay mucho desconocimiento aún del carácter y alcance de los movimientos revolucionarios del Norte de África y la gente es presa fácil de las distorsiones de los conglomerados mediáticos.

"Si no podemos parar esas guerras, ellos vendrán después sobre nosotros... El silencio de los intelectuales, nunca más...", pidió.
En el principio de la reunión, al presentar a los invitados, Zuleica Romay había preguntado a Fidel qué le parecía el auditorio. "Infinito", había respondido él, seguramente pensando, más que en el número o el tiempo —que siempre resulta breve cuando las ideas brillan en función del bien común— en la capacidad de los hombres y mujeres que le acompañaban, de multiplicar su inconformidad con el orden mundial vigente y hacer valer proyectos y paradigmas que salven a nuestra especie de su autodestrucción.

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