09/02/2005
LOS
NIÑOS DEL PLOMO
Mientras
el Colegio Médico denuncia altas concentraciones de plomo en pinturas
domésticas -con graves consecuencias en la salud- y escasa fiscalización, el
Instituto de Salud Pública reconoce que el último estudio en la materia se
realizó hace más de seis años, pero retruca afirmando que ya hay una
legislación para regular estos productos y anuncian que ya está en marcha un
nueva medición. Las empresas del rubro desvirtúan la polémica, asegurando cumplir
con la normativa vigente.
Miércoles 9 de febrero de 2005 Katherine
Oyarzún
La vicisitudes de la genética
no son los únicos responsables de las enfermedades que muchos niños desarrollan
a largo plazo. Hay una multiplicidad de factores externos que pesan más a la
hora de buscar a los "culpables" que se esconden detrás de estas
patologías.
Según el doctor Andrei
Tchernitchin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Salud Regional
Santiago del Colegio Médico, "los factores genéticos hacen que las
personas tengan una tendencia hacia ciertas alteraciones. Pero sin los factores
ambientales que las causan es poco probable que éstas se produzcan".
Así, muchos de los flagelos
que afectan a nuestra sociedad tienen una explicación ambiental. Malformaciones
fetales, tumores malignos, conductas antisociales, tendencia a la drogadicción
y disminución de la capacidad de concentración son algunos de los efectos de
los contaminantes y tóxicos que se encuentran en el ambiente.
En este contexto, hace años
que se investiga el "imprinting", mecanismo resultante de algunas
sustancias tóxicas que genera modificaciones irreversibles en las células que
están en etapas cruciales de desarrollo y programación durante la gestación del
feto, es decir, aquellas que se están preparando para llevar a cabo una función
específica en distintos órganos. Estas alteraciones se manifiestan después de
algunos años, produciendo importantes enfermedades.
El "imprinting" es
inducido en el último trimestre del embarazo o en los primeros años de vida y
"para que se produzca no es necesario que la persona tenga un contacto
prolongado con altas concentraciones de contaminantes. Por el contrario, sólo
se requieren bajas dosis y exposiciones breves a sustancias dañinas",
explica Tchernitchin, médico que investiga el tema. Sin embargo, según el
especialista, las autoridades sólo fiscalizan las concentraciones de elementos
nocivos que, por ser altas, afectan directamente la salud de la población.
El
plomo
El plomo es uno de los tóxicos
más peligrosos y está presente en ciudades como Santiago, Arica y Antofagasta.
Se encuentra en combustibles, alimentos enlatados provenientes de envases
abollados y en los que son conservados en latas una vez abiertos, redes de agua
potable con tuberías de plomo, verduras cultivadas en zonas con alta
contaminación atmosférica y pinturas habitacionales.
El tema del plomo en las
pinturas es de especial preocupación, ya que según una medición realizada en
1996 por la Comisión de Salud y Medio Ambiente del Colegio Médico, muchas
marcas presentaron un alto nivel de plomo si se compara con la norma promulgada
un año más tarde, que estableció que este metal no debiera superar el 0,06%.
Pese a la legislación,
Tchernitchin denuncia que "después de este estudio no se han realizado
otras mediciones", quien agrega que esta investigación no se publicó nunca
porque el Ministerio de Salud se comprometió a medir todas las pinturas para
entregar una información completa, pues a su juicio favorecería a aquellas
empresas que no se midieron. "
Pero según Iván Triviño, jefe
del Departamento de Salud Ambiental del Instituto de Salud Pública (ISP), sí se
realizó en 1998 un nuevo estudio para fiscalizar el cumplimiento de la
legislación vigente. La medición, que no consignó las marcas de las pinturas,
arrojó como resultado "que los esmaltes presentan mayor riesgo ya que, un
alto porcentaje de estos, se encontraron muy por sobre el límite establecido,
seguidos por los óleos y barnices y que "dentro de las pinturas de riesgo,
se destacan los colores amarillo rey, bermellón y azul eléctrico, siendo estos
pigmentos usados con frecuencia en pinturas de materiales didácticos y
juguetes".
Según Triviño, tras un acuerdo
con las compañías de pinturas -que se comprometieron a bajar los índices de
plomo en sus productos- el problema ya debiera estar solucionado, aunque aclara
que "para tener una opinión más certera se deben realizar nuevas muestras.
Para ello hay que hacer un estudio entre el ISP y el Ministerio de Salud, para
ver no sólo plomo, sino también tolueno y cadmio". Precisamente, a partir
del 31 de enero, el Ministerio de Salud comenzó a medir los niveles de plomo en
pinturas usadas en artículos infantiles. "Los fabricantes e importadores
debieran estar acogiendo el máximo de 0,06% que establece la ley", aseguró
Triviño. Sin embargo, para Tchernitchin, el peligro sigue latente y es crucial
que "la población conozca el contenido de plomo de la pintura antigua que
recubre alguna pared de su casa cuando piensa removerla para aplicar una nueva,
ya que esto representa el mayor riesgo de intoxicación, ya que al lijar se
suelta polvo mezclado con el tóxico".
No hay comentarios:
Publicar un comentario