Fundación Emerge: la plataforma política con que
Cristián Cuevas irrumpe en el movimiento social.
Fundación Emerge: la plataforma política con que Cristián Cuevas
irrumpe en el movimiento social
Se instaló definitivamente en Chile hace dos semanas, pero el
dirigente sindical lleva meses trabajando en un lugar que pueda contener su
experiencia de décadas y, además, sea capaz de asumir las banderas con las que
se ha levantado el movimiento social. La idea no es solo crear un centro de
pensamiento de izquierda sino que, unido a colaboradoras, compañeros y la firma
de un convenio con Fundación Crea –ligado al movimiento estudiantil–, también
generar un instrumento que pueda llegar a ser un movimiento o un partido
político.
El pasado 4 de octubre dejó Madrid definitivamente y volvió a
Chile, a instalarse en la casa que tiene hace años en la Villa Los Morenos de
Los Andes. Después de vivir un año y cuatro meses en España como agregado
laboral en ese país, ahora trabaja de cabeza en el proyecto que en los últimos
meses ha construido –junto a otros colaboradores–: Emerge, una fundación que
tiene como objetivo dedicarse no solo a parir estudios. Es su forma de reposar
sus años de sindicalista, su experiencia en España y las razones que lo
mantuvieron en el PC por décadas y las que lo alejaron de esa tienda.
El 4 de septiembre, por medio de una carta, renunció al partido
en el que militó durante 17 años y después el desenlace parecía obvio: dejó su
cargo en España y volvió a la actividad sindical en Chile.
-Cuando te nombraron encargado laboral, ¿eso lo sentiste como un
premio, un reconocimiento a tu trayectoria o que tú eras una piedra en el
zapato que era necesario alejar?
-Yo venía con un proceso de varias batallas duras, como fue el
proceso eleccionario de la CUT del año 2012, y también como actor relevante
desde el mundo de los trabajadores. Obviamente eso siempre ha generado una
tensión. Y llegó un momento en que surgieron dificultades... Pero mi salida
hacia España fue en acuerdo. No fue una imposición, pero yo lo vi necesario,
para oxigenarme, tener un tiempo de reflexión, de pensar. Y yo la verdad vivía
en una tensión permanente en la formas y en la prácticas de hacer política y en
eso, obviamente, al parecer para algunos, era mejor salir de la escena. Yo
también acepté la salida de esa escena.
-Y ese tiempo de reflexión fue tan profundo que te llevó a dejar
el PC...
-Mi salida del partido no es una cosa del minuto o por una
cuestión de ahora. Es un proceso de una larga reflexión. Yo tengo un alto
aprecio por el Partido Comunista y sus militantes, pero también entendía que yo
no encajaba, no era parte de ese andamiaje y tampoco decidía absolutamente nada
dentro del partido. Entonces ahí había que tomar una decisión. Esa decisión
pudo haber sido el 2012 o el año pasado, pero tomé esa decisión en el marco de
un contexto y una situación de que yo no me sentía ya parte de esta gran
familia.
-¿Es entonces cuando piensas en construir un nuevo referente?
-Cuando tomo la decisión de irme (a España), una amiga y
compañera muy querida, también amiga de Gladys Marín, Martita Fritz, me dijo
algo que escuché muy bien. Me recomendó que no dejara abandonado el trabajo
sindical porque cuando uno se va nada de ese trabajo queda, desaparece. En ese
marco y a partir esa conversación, resultó esa voluntad de buscar un espacio
que tuviera un nexo conmigo. Y empecé a trabajar en esta fundación estando en
España.
-¿Lo pensaste como una salida?
-Como una experiencia a construir... Era decir dónde fijaba el
domicilio de estos 30 años de trabajo. Ingresé a militar al PS el año 84,
cuando era estudiante secundario del A 49 en Coronel. Mi familia era allendista
y socialista, de toda la vida, estaba esa vivencia desde niño chico, la
resistencia a la dictadura... y yo me preguntaba dónde dejamos todo esto y como
construir un espacio desde el pensamiento crítico. Hay espacios de centros de
estudios de la izquierda, pero son de la academia, familias ilustradas. Todos
tienen sus propios centros de estudio, tanto del progresismo, la izquierda, la
derecha, pero no hay nada que sea un fiel reflejo de nuestro trabajo. Por eso
el trabajo de la Fundación Emerge, de la cual soy formalmente su presidente
desde la semana pasada. Con esas conversaciones y esas complicidades llamé a un
staff de compañeros y compañeras porque era necesario crear una propia
institución que contribuyera al pensamiento crítico y al fortalecimiento del
movimiento popular y social. Hay un vacío de la izquierda en la construcción de
pensamiento crítico. Y este puede no ser el único, pero será un aporte.
-¿La idea es estar tras documentos y en la calle?
-Nuestra finalidad no es suplantar el movimiento social, sino
que cómo contribuimos para darle insumos a partir de su propia experiencia. Por
eso es que los actores que están en Emerge, que no tiene financiamiento y es
autogestionado, estamos presentando un proyecto político. Esto no es solo una
forma de pensar la política sino también un camino para contribuir a apuntar al
poder transformador de la izquierda. No nos queremos quedar en una fundación
petrificada sino más bien ser parte del espacio de construcción del movimiento
y, sobre todo, de hacernos de un proyecto político transformador.
Lamentablemente hoy estamos en un minuto histórico de lo que fue
la ruptura y la efervescencia del movimiento social a partir de las luchas de
los estudiantes o los contratistas del cobre, salmoneras, agroindustria... Sin
duda que esa energía hace posible que hoy este tipo de temas esté en la agenda
nacional. Sin embargo, hay una dificultad que tiene que ver con esa debilidad
del movimiento popular de poder avanzar con mayor fuerza en favor de las
transformaciones.
-¿El objetivo final es convertirse en un partido político de los
trabajadores?
-Firmamos un convenio con la Fundación Crea (fundada por ex
miembros de la UNE, entre otros), donde está la Carla Amtmann, que nace desde
el movimiento estudiantil y la finalidad es seguir contribuyendo en este
camino. Yo tengo la convicción de que es necesario construir un instrumento
político. Y ese instrumento tiene que emanar de un proceso de articulación y
constituyente de esas ideas nuevas, que se desprenda de las mochilas
históricas. La idea es que se pueda recoger lo bueno y las nuevas lecturas para
una izquierda de este tiempo. Y en eso sin duda tenemos que hacer un camino. La
idea es que este instrumento deba nacer de la identidad, en el territorio,
desde el movimiento sindical, poblacional, de los pueblos originarios... Es
decir, ese vacío que no lo llena uno solo, la idea es generar un espacio que
ilusione, convoque y veremos. Tampoco esto es pensando en un liderazgo. Por eso
nos interesa tener un diálogo, con la Fel, con RD, con los Autónomos. La idea
es tener un fuerte vínculo con actores sociales.
-¿Por ejemplo, qué tendría que decir Emerge sobre la Reforma
Laboral y el peso de Hacienda en ella?
-Lamentablemente, hoy estamos en un minuto histórico de lo que
fue la ruptura y la efervescencia del movimiento social a partir de las luchas
de los estudiantes o los contratistas del cobre, salmoneras, agroindustria...
Sin duda que esa energía hace posible que hoy este tipo de temas esté en la
agenda nacional. Sin embargo, hay una dificultad que tiene que ver con esa
debilidad del movimiento popular de poder avanzar con mayor fuerza en favor de
las transformaciones. Estos cambios, esta reformas, siempre son necesarias
porque van deconstruyendo los cimientos del neoliberalismo. Pero esta se ha
visto secuestrada por los actores del neoliberalismo y en los poderes fácticos.
Y eso es porque no tenemos instrumentos políticos que den conducción a eso. O
los instrumentos se asimilan al modelo.
-¿Y están pensando en un instrumento que tenga fines
electorales?
-Tampoco estamos pensando en un instrumento con fines
electorales. No andamos con esa ansiedad. O sea, queremos construir un
instrumento serio. Un instrumento político puede ser un movimiento o un partido
político... La idea es un proyecto de largo alcance y legitimado por los
actores sociales. Porque yo podría ir mañana al registro y pedir las fichas y
llenarlas. Sentarme días a llenar fichas. Pero eso sería reproducir lo que no
queremos en la política. La idea es que los convocados sean parte de esas
decisiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario